UNA HERMOSA LIMPIADORA SE QUEDÓ DORMIDA ACCIDENTALMENTE EN LA HABITACIÓN DEL HOTEL DEL MULTIMILLONARIO

Liam se levantó, caminando hacia ella con la misma calma elegante de siempre.

—Quiero ofrecerte un nuevo trabajo. Pero esta vez, no como limpiadora —dijo, tendiéndole una carpeta delgada.

Ella la tomó con cautela. Al abrirla, sus ojos se agrandaron.
Contrato de asistente personal.
Salario mensual: cinco veces lo que ganaba en el hotel.
Beneficios. Alojamiento incluido. Seguro médico. Transporte.

Alzó la mirada, atónita.

—¿Esto es real?

—Tan real como el hecho de que dormiste en mi cama dos noches seguidas sin quejarte de nada —respondió con una sonrisa—. Y que fuiste la primera persona que me permitió dormir en paz en mucho tiempo.

Alma se quedó sin palabras.

—Pero… ¿por qué yo?

—Porque quiero a alguien cerca que no me mire como si fuera una cuenta bancaria —dijo Liam con franqueza—. Quiero paz. Y tú traes eso contigo. No sé por qué. Pero cuando estás cerca, no tengo que fingir ser “el multimillonario Hart”. Solo… Liam.

Ella bajó la vista. Sentía que el corazón le golpeaba el pecho.

—¿Qué tendría que hacer?

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