UNA HERMOSA LIMPIADORA SE QUEDÓ DORMIDA ACCIDENTALMENTE EN LA HABITACIÓN DEL HOTEL DEL MULTIMILLONARIO

Habían pasado tres meses desde que Alma aceptó ser la asistente personal de Liam Hart. Desde entonces, su mundo había cambiado de forma irreversible. Ya no limpiaba habitaciones; ahora gestionaba reuniones, respondía llamadas importantes y viajaba a menudo en el asiento del copiloto del jet privado de Liam.

Pero lo que más había cambiado no era su trabajo.
Era la forma en que Liam la miraba.

Al principio era una simple curiosidad. Luego, admiración. Y ahora… había algo más.
Algo que ni él ni ella se atrevían a nombrar.

Pero no todos estaban contentos con su cercanía.

Un mediodía, mientras estaba revisando documentos en la oficina de Liam, una mujer elegante, con tacones ruidosos y un bolso de diseñador en la mano, irrumpió sin llamar a la puerta.

—¡Así que tú eres la nueva “limpiadora” que lo acompaña a todas partes! —espetó con veneno.

Alma se levantó lentamente, sin perder la calma.

—¿Puedo ayudarla?

—No hace falta. Ya he visto suficiente —dijo, girándose hacia Liam que acababa de entrar detrás de ella.

—Rachel —gruñó él—. Esto no es momento ni lugar.

—¡Claro que sí lo es! —gritó ella—. ¿Acaso crees que no iba a enterarme? ¿Que ibas a reemplazarme por esta… esta mujerzuela que ni siquiera sabe usar una copa de vino correcta?

Alma tragó saliva, dolida pero digna.

Leave a Comment