UNA HERMOSA LIMPIADORA SE QUEDÓ DORMIDA ACCIDENTALMENTE EN LA HABITACIÓN DEL HOTEL DEL MULTIMILLONARIO

Liam alzó la voz por primera vez en semanas.

—¡Suficiente! Tú y yo terminamos hace meses, Rachel. No te debo explicaciones, y si no puedes comportarte, pediré que te saquen.

Rachel rió con amargura, pero se dio la vuelta y se marchó, lanzando una última mirada de odio a Alma.

Después del incidente, Alma se encerró en sí misma.

—¿Liam… eso fue tu exnovia?

—Sí. Y no vale ni una sombra de lo que eres tú —dijo él, sin pensarlo demasiado.

Ella bajó la vista.

—La gente siempre va a decir cosas. Que no soy más que una empleada que se aprovechó de su jefe.

—¿Y tú qué dices? —preguntó él con calma.

Ella lo miró directamente.

—Digo que no quiero ser una carga para ti. Que quiero que me elijas libremente. Sin escándalos. Sin presión.

Liam dio un paso hacia ella y, sin mediar más palabras, la besó.

Fue suave al principio, luego más profundo. Como si todo el tiempo que habían pasado fingiendo solo hubiera sido una introducción a ese instante.

—No me importa el escándalo, Alma. Me importas tú.

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