—No, Richard. Estoy revelando la verdad.
Se giró hacia los invitados:
—Richard me condenó basándose en pruebas fabricadas por su propio abogado, Philip Moore. Mientras Richard ascendía en la empresa, yo criaba a nuestros hijos sola.
Una ola de conmoción recorrió la sala. Todas las miradas se dirigieron a Philip, que permanecía paralizado al fondo, pálido como la muerte.
Richard siseó: —No tienes pruebas.
—Piénsalo de nuevo. Charlotte sacó una carpeta de su maletín y se la entregó a un periodista. Dentro: años de pruebas: correos electrónicos, extractos bancarios, declaraciones juradas de personas corrompidas por Philip. Documentos autenticados por…
Investigadores independientes.
El periodista alzó la vista, atónito.
«Esto es devastador».
Los flashes se multiplicaron, los murmullos crecieron y la imagen cuidadosamente construida de Richard se desmoronó ante los ojos del mundo.
Ethan le susurró a su madre: «Mamá, ¿lo hicimos?».