—Ya casi, chica —dijo, mirando a la perra—. Los vamos a sacar de esta, te lo prometo. Hoy no pierde nadie.
La perra lo miró, y en esos ojos oscuros Daniel sintió algo parecido a un “gracias”.
El pequeño refugio veterinario del pueblo nunca había parecido tan cálido. El contraste era brutal: adentro, el aire estaba cargado de olor a desinfectante, mantas limpias y máquinas que pitaban suavemente. Afuera, el invierno seguía rugiendo contra las ventanas.
Daniel caminaba de un lado a otro frente a la sala de tratamiento, dejando huellas húmedas sobre el suelo. A través del cristal, veía a los veterinarios moverse con rapidez, colocando pequeñas mascarillas de oxígeno sobre los hocicos diminutos, secando pelajes, frotando cuerpos pequeños para reactivar la circulación. Algunos cachorros estaban en pequeñas incubadoras improvisadas, rodeados de mantas.
La madre, a la que una de las enfermeras acababa de llamar “Bella”, estaba tumbada junto a la puerta, sin dejar de mirar hacia el interior. Sus orejas se movían ante cada pequeño sonido. Respiraba aún con dificultad, pero sus ojos eran dos faros fijos apuntando hacia sus bebés.
Daniel se pasó una mano por la cara, cansado. Volvió a sacar la nota de su bolsillo. El papel estaba aún más arrugado, pero las palabras seguían allí, clavándose en su mente:
Si estás leyendo esto, por favor, sálvalos. No tuve elección.
“No tuve elección”, repitió para sí. Eso no sonaba a crueldad ni a abandono. Sonaba a alguien atrapado, desesperado, al que la vida había arrinconado hasta dejarle una sola opción dolorosa.
El teléfono vibró en su bolsillo. Miró la pantalla: el sheriff del condado vecino.
—¿Hail? —la voz del sheriff sonaba grave, pero con un matiz de urgencia—. Creo que tenemos algo sobre tu caso.
—Dime.
—Una mujer desaparecida desde hace dos noches. Su coche apareció volcado cerca de Miller’s Ridge, pero no la encontraron ahí. La estaban buscando cuando supimos lo de tu llamada. En el informe dice que iba con su pastor alemán. La foto del carnet… coincide mucho con la mujer de la foto que encontraste.
Daniel sintió un vuelco en el estómago.