UN JEFE MILLONARIO DEJA EMBARAZADA A SU EMPLEADA Y LA ECHA A LA CALLE. CINCO AÑOS DESPUÉS, QUEDÓ EN IMPACTACIÓN.
CAPÍTULO 1
William y Sophia eran conocidos en todo el mundo como una de las parejas más ricas de Lagos. Vivían en una mansión tan imponente que la gente se detenía a admirar sus imponentes portones y brillantes ventanas. Su riqueza era legendaria, pero tras los muros de mármol de su mansión, las cosas distaban de ser perfectas.
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William y Sophia llevaban 15 largos años casados, pero no fue el amor lo que los unió. Su matrimonio fue concertado por sus adineradas familias para fortalecer los lazos comerciales, y desde el principio, trataron su unión como un contrato más que como una relación. Ambos eran orgullosos, testarudos y reacios a ceder. Cada uno se creía mejor que el otro, y ninguno estaba dispuesto a ceder. Desde fuera, parecían la pareja perfecta, pero en casa apenas hablaban. Y cuando lo hacían, siempre era para discutir.
Sin embargo, el verdadero origen del conflicto surgió cuando la familia de William empezó a presionarlo para que tuviera algo que solo él podía proporcionar: un heredero. Querían un hijo que continuara el apellido, alguien que heredara la vasta riqueza y el imperio que habían construido. William también empezó a sentir el peso de la expectativa. Lo tenía todo: dinero, poder y una hermosa esposa, pero sin un hijo, el legado familiar se sentía incompleto.
Una noche, sentados en el silencioso y frío comedor, William se armó de valor para preguntarle a Sophia sobre tener hijos. Ella había estado evitando el tema durante años, y ahora, a sus casi 40 años, se estaba volviendo urgente.
“Sophia”, comenzó William, con la voz ronca por el peso de la conversación que temía, “han pasado 15 años. Mi familia no para de preguntar cuándo tendremos un hijo. Creo que ya es hora”. Sophia, que hojeaba distraídamente una revista de moda, apenas levantó la vista.
“¿Un hijo? ¿Ahora? ¿Por qué debería pasar por todo ese estrés solo para arruinar mi cuerpo?”, se burló. “Quiero mantener mi figura. Trabajé duro para esto. No voy a dejar que el embarazo lo cambie.”
William se quedó atónito ante su fría respuesta.
“Pero necesitamos un heredero, Sophia. Sabes lo importante que es para la familia. Todos esperan que lo tengamos.”