Un hombre abandonó a una mujer con cinco hijos negros; treinta años después, la verdad conmocionó a todos.

Un hombre abandonó a una mujer con cinco hijos negros; treinta años después, la verdad conmocionó a todos.

La sala de maternidad resonaba con cinco vocecitas llorando a la vez. La joven madre, exhausta, sonreía entre lágrimas mientras contemplaba a sus quintillizos. Eran pequeños, frágiles, pero perfectos.

Su pareja se inclinó sobre la cuna y, en lugar de alegría, el horror se reflejó en su rostro.

«Son… negros», murmuró, con voz cargada de sospecha.

La madre parpadeó, desconcertada. «Son nuestros. Son tus hijos».

Pero él negó con la cabeza violentamente. «¡No! ¡Me traicionaste!».

Dicho esto, le dio la espalda y se marchó, abandonándola con cinco recién nacidos, sin padre, sin protector y sin herencia.

Esa noche, acunando a sus bebés en brazos, les susurró suavemente:

“No importa quién nos abandone. Son mis hijos. Siempre los protegeré”.

Leave a Comment