—Espera —gritó Tiffany.
Grace se giró lentamente, esperando otro comentario mordaz. En cambio, Tiffany le deslizó un pequeño fajo de billetes húmedos en la mano: quinientos dólares.
—Toma —dijo con una voz extrañamente tranquila—. Busca una habitación de motel. Solo por unos días.
Grace frunció el ceño.
—¿Por qué…?
Tiffany se inclinó hacia ella, sus labios casi rozando la oreja de Grace.
—Tres días. Es todo lo que pido. Vuelve después… y lo entenderás todo.
Antes de que Grace pudiera responder, Tiffany se dio la vuelta hacia la casa, dejándola bajo la lluvia, confundida, humillada, pero extrañamente perturbada por el tono de la otra mujer.
Esa noche, en un motel barato de la Avenida Aurora, Grace permaneció despierta junto a su hijo dormido, mirando al techo. Las palabras de Tiffany resonaban en su mente.
—Vuelve en tres días… verás algo inesperado.
Grace aún no lo sabía, pero esa frase lo cambiaría todo.
# Parte 2
A la mañana siguiente, la lluvia había cesado, pero Grace sentía el corazón apesadumbrado como nunca. Se levantó temprano, arropó a su hijo con una manta y contempló el horizonte gris de Seattle por la ventana. Su mente estaba llena de preguntas que no se atrevía a responder.