Todas las noches, mi esposo dormía en la habitación de nuestra hija, así que instalé una cámara oculta. Lo que descubrí en ese video me hizo temblar y se me paró el corazón por un instante.

Un nuevo comienzo después de la tormenta

Me llamo Caroline “Carrie” Mitchell, tengo 32 años y vivo en Portland, Oregón. Siempre pensé que era una buena madre.

Después de mi primer divorcio, traje a mi pequeña a casa con la promesa de protegerla pase lo que pase.

Tres años después, conocí a Evan Brooks, un hombre amable y cariñoso que, como yo, había conocido la soledad.

Era tranquilo, reconfortante y nunca hizo que mi hija se sintiera como una extraña.

Pensé que, después de tantas dificultades, mi hija y yo por fin habíamos encontrado la paz.

Una inquietud persistente

Mi hija, Emma, ​​cumplió siete años este año. Ha tenido problemas de sueño desde muy pequeña.

A menudo se despertaba llorando en mitad de la noche, a veces mojando la cama, a veces gritando sin motivo.

Pensé que era porque no tenía una figura paterna; así que, cuando Evan llegó a nuestras vidas, esperé que las cosas mejoraran.

Pero no lo hicieron.

Leave a Comment