“TÍO, ¡NO TE COMAS ESE PASTEL!” — SUSURRÓ LA PEQUEÑA MENDIGA… Y EL MILLONARIO SE QUEDÓ HELADO AL DESCUBRIR LO QUE SUCEDÍA. ¡NO TE LO PUEDES PERDER!

preguntó si era el familiar ramiro dijo que sí ella le pidió que firmara unos papeles para el ingreso lo hizo sin mirar luego preguntó si podía verla la enfermera dijo que no por ahora que estaba en observación le ofreció un café de máquina ramiro lo aceptó lo necesitaba se sentó otra vez con el vasito caliente entre las manos dio un sorbo y se quedó mirando la pared sin ver nada tenía la cabeza llena de imágenes de ideas de preguntas pensó en la niña en su cara en esa frase tan clara tío ella envenenó tu pastel y
ahora Jimena estaba en una camilla conectada a sueros monitores y tubos no sabía si sentirse culpable o aliviado no sabía si estaba metido en algo grave o en una pesadilla sin sentido solo sabía una cosa ya no podía quedarse quieto tenía que buscar a esa niña tenía que saber por qué lo salvó ¿quién era ¿qué había visto exactamente porque lo que estaba pasando no podía ser solo una coincidencia no después de esa cena no después de ese desmayo no después de esa palabra veneno a la mañana siguiente Ramiro seguía sentado en la misma sala de espera del
hospital no había dormido nada no podía cada vez que cerraba los ojos veía la cara de Jimena desmayándose escuchaba el golpe contra el suelo y luego se repetía en su cabeza la voz de la niña todo le daba vueltas el café de máquina se le había terminado hacía rato y el aire acondicionado del hospital lo tenía con las manos frías apenas amanecía cuando una doctora salió y le dijo que Jimena estaba consciente ramiro preguntó si ya sabían que tenía la doctora le dijo que todavía esperaban el reporte completo pero que había rastros
de una sustancia tóxica en el cuerpo no podían dar más detalles hasta tener el resultado exacto pero ya con eso el protocolo era avisar a la policía ramiro se quedó en shock un segundo le preguntó si eso era necesario y la doctora respondió que sí que por ley tenían que hacerlo cuando hay sospecha de veneno él solo asintió sin discutir se sintió atrapado como si una red invisible le apretara el cuello no tenía forma de evitarlo iban a investigar y eso podía ser bueno o muy malo dependiendo de lo que se supiera después tenía que pensar rápido poco después llegaron dos
agentes no venían con uniforme pero traían identificación hablaron primero con la doctora luego con una enfermera y después se acercaron a Ramiro le pidieron unos minutos para hacerle unas preguntas fueron amables pero firmes lo llevaron a una sala aparte pequeña con una mesa y dos sillas le ofrecieron agua él dijo que no uno de los policías sacó una libreta el otro solo lo observaba ¿me puede decir cómo se dio todo le preguntaron ramiro respiró profundo dijo que habían salido a cenar que todo iba bien que comieron
pastel que después fueron al departamento de ella y que en un momento se desmayó sin razón les dijo que la llevó al hospital de inmediato que no sabía qué había pasado fingió estar confundido dijo que no creía que fuera veneno que tal vez fue algo en mal estado una alergia no sé los policías anotaban todo sin mirarlo mucho a los ojos uno le preguntó si ella había comido algo raro si había tomado pastillas si estaba enferma ramiro respondió que no que hasta donde él sabía estaba bien que no entendía nada no dijeron mucho más le dijeron que tenían que seguir con la

investigación que iban a hablar con ella en cuanto pudieran le agradecieron su tiempo y lo dejaron salir ramiro volvió al pasillo se sentó en la misma silla sacó el celular pero no lo usó miraba la pantalla sin hacer nada por dentro sentía que estaba a punto de explotar había algo en todo eso que no cuadraba si los doctores ya sabían que había veneno entonces la niña decía la verdad pero ¿por qué nadie más la había visto ¿por qué nadie en el restaurante decía nada tenía que encontrarla no había de otra si alguien sabía qué pasó realmente era
ella decidió salir del hospital por un rato le dijo a la recepcionista que volvería en una hora tomó su coche y se fue directo al restaurante donde todo había empezado llegó casi a las 9 de la mañana el lugar todavía estaba cerrado pero había empleados limpiando por fuera ramiro se acercó a uno de ellos un tipo joven que barría la entrada oye anoche entró una niña chiquita descalza ¿tú la viste el tipo lo miró raro como si no entendiera una niña no no recuerdo a ninguna aquí no entra gente así hay seguridad ramiro insistió le describió cómo era que tenía el cabello sucio que
entró corriendo el muchacho negó con la cabeza y siguió barriendo ramiro entró al restaurante habló con el encargado le explicó que anoche mientras cenaba una niña entró por el salón el encargado un señor serio revisó las cámaras vieron el video juntos el restaurante tenía varias cámaras una en la entrada principal otras en el comedor revisaron minuto por minuto nada en el momento exacto donde la niña se apareció en su recuerdo el video mostraba a Ramiro solo sentado mirando al frente no había niña ni rastro nada ni entrando ni
saliendo ramiro sintió que se le apretaba el pecho estaba volviéndose loco y si de verdad lo había imaginado todo y si el miedo le jugó una mala pasada y si la intoxicación de Jimena no tenía nada que ver pero entonces ¿cómo explicaba la sustancia ¿cómo explicaba que todo coincidiera salió del restaurante sin decir una palabra más subió al coche se quedó sentado sin arrancar cerró los ojos repasó cada segundo recordaba su cara su voz su ropa rota no podía ser falso esa niña existía la vio le habló y le advirtió eso no se lo inventó así que
decidió buscarla como fuera empezó por caminar por las calles cercanas al restaurante fue por las banquetas se asomó a callejones preguntó a un señor que vendía dulces si había visto a una niña así anoche nadie sabía nada todo el mundo le daba la misma respuesta no no vimos nada no pasó nada empezaba a sentir frustración como si el mundo entero estuviera en su contra pero no pensaba rendirse después de una hora se topó con un señor muy flaco de barba larga y gorra vieja sentado junto a una bolsa de botellas vacías lo saludó le dio unos
billetes y le preguntó por la niña le describió todo otra vez el señor lo miró con los ojos entrecerrados sí sí sé quién es se llama Valeria a veces duerme cerca del puente pero se mueve mucho no tiene papás nadie la cuida ramiro se quedó congelado ¿dónde la puedo encontrar con suerte en la casa vieja esa que está detrás del mercado pero no siempre está a veces se esconde ramiro le dio más dinero anotó la dirección que le explicó el señor no sabía qué iba a encontrar ahí pero por fin tenía algo alguien más la conocía no estaba loco la niña era
real y ahora tenía que encontrarla cueste lo que cueste ramiro volvió al restaurante a eso de las 11 con la cara cansada y el mismo saco arrugado que llevaba desde la noche anterior no había dormido no había comido y lo único que tenía en la cabeza era encontrar a esa niña si ella no existía entonces él estaba mal muy mal pero si existía si todo fue real entonces necesitaba respuestas entró al lugar con paso firme fue directo a la barra y le habló al mismo mesero que lo había atendido anoche le preguntó por la
niña otra vez el mesero negó con la cabeza igual que antes se lo juro señor aquí no entró nadie si alguien así hubiera cruzado la puerta el de seguridad lo habría anotado hay cámaras hay reglas ramiro pidió ver al gerente el mismo de la otra vez le explicó todo de nuevo palabra por palabra cómo la niña apareció entre las mesas cómo le dijo lo del pastel cómo luego desapareció el gerente se le quedó viendo como si tuviera delante a un tipo al borde de un ataque lo llevó a la oficina de nuevo pusieron las cámaras revisaron
todo en el momento exacto en que Ramiro recordaba a la niña en el video solo aparecía él sentado mirando hacia adelante no había nadie más ni una sombra ni un movimiento raro nada las demás mesas seguían ocupadas todo parecía normal y aquí” dijo Ramiro apuntando con el dedo a la pantalla aquí fue cuando ella me habló estaba justo al lado mío el gerente lo miró y luego volvió a ver el video la cámara mostraba el mismo segundo desde otro ángulo ramiro estaba solo ni una figura ni rastro de niña el gerente suspiró
mire no quiero faltarle al respeto pero usted está seguro de lo que vio ramiro cerró la boca se tragó la respuesta no iba a discutir con él no tenía cómo demostrar nada salió del restaurante con las manos en los bolsillos y la cabeza hirviendo caminó despacio por la banqueta sin saber bien a dónde ir miraba a todos lados tratando de encontrar alguna pista un rostro una figura algo que le dijera que no se estaba volviendo loco pasó por un par de puestos cerrados por una panadería que apenas abría por la entrada de un estacionamiento donde un tipo barría con cara de sueño nadie tenía idea de lo que

buscaba ramiro sintió que la ciudad lo ignoraba que todo seguía a su ritmo normal mientras él se ahogaba en una pesadilla pero no se iba a rendir no podía tenía que encontrarla llegó a una calle con negocios viejos grafitis en las cortinas metálicas y botes de basura en las esquinas ahí vio a un hombre sentado en la banqueta junto a una bolsa llena de latas aplastadas tenía barba larga gorra sucia una chamarra rota parecía un vagabundo alguien que vivía ahí ramiro se le acercó con cuidado oiga disculpe estoy buscando a una niña chiquita flaquita de unos 7 años ayer
andaba por aquí pelo largo ropa sucia no la ha visto el hombre lo miró con los ojos entrecerrados no respondió de inmediato ramiro metió la mano en el bolsillo y sacó unos billetes no muchos pero suficientes se los mostró sin decir nada el hombre los tomó los guardó en el calcetín y luego habló sí creo que sé quién dice a veces pasa por aquí se llama Valeria ramiro se tensó ahí estaba un nombre ¿dónde puedo encontrarla el vagabundo se rascó la barba como pensando no siempre anda por el mismo lado es lista se esconde pero tiene un lugar donde a veces duerme una
casa abandonada por el mercado la que tiene los vidrios rotos y los muros rallados está lejos a 10 cuadras más o menos si quiere lo llevo ramiro lo dudó por un segundo pero luego dijo que sí tenía que intentarlo caminaron juntos por calles cada vez más sucias el vagabundo conocía todos los atajos iban entre pasillos callejones zonas donde los techos parecían a punto de caerse pasaron por debajo de un puente y luego subieron por una calle empinada ramiro trataba de no perderlo de vista el tipo caminaba lento pero seguro después de 20 minutos llegaron frente a
una construcción vieja con ventanas rotas y la puerta colgando de un lado era una de esas casas que nadie se atreve a habitar donde el polvo se mezcla con él olor a humedad y los gatos caminan como si fueran los dueños el vagabundo se paró en la banqueta y señaló con la barbilla ahí es si no está espérela a veces vuelve en la tarde ramiro sacó más dinero se lo dio sin decir nada el hombre lo guardó en una bolsa de plástico y se fue sin mirar atrás ramiro se quedó solo frente a la casa el viento movía una cortina sucia que colgaba en una de las ventanas se acercó despacio pisando con cuidado

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