“¡TE DOY MIL DÓLARES SI ME ATIENDES EN INGLÉS!” SE BURLÓ EL MILLONARIO… LO QUE ELLA DIJO CAMBIÓ TODO

Sus socios ya se habían ido incómodos por la escena, pero él se quedó allí solo mirando el reflejo del vino. No entendía por qué seguía pensando en esa mujer. No era solo orgullo herido, era algo más profundo, algo que lo hacía sentir incómodo consigo mismo. El eco de su voz pronunciando aquel inglés perfecto no lo abandonaba.

Pidió otra botella. más por mantenerse ocupado que por gusto. Cuando Valeria volvió a su mesa, él la miró con un intento de cortesía que no le salía natural. “No quise ofenderte”, dijo en voz baja. “A veces uno dice cosas sin pensar.” Ella levantó la mirada sin expresión. “A veces uno dice exactamente lo que piensa, señor”, respondió con calma. Él sonrió de forma tensa. “Tienes razón.

” Pausó buscando las palabras. ¿Dónde aprendiste inglés? En la universidad. Su voz fue breve, neutra. Antes de trabajar aquí estudiaba letras inglesas. Eric asintió lentamente. No lo habría imaginado. Nadie lo imagina, contestó. No suelo contarlo.

Por primera vez hubo un silencio que no era hostil entre ellos, solo un aire denso, extraño, de dos mundos que no deberían encontrarse, pero que ahora compartían la misma mesa. Un grupo de clientes nuevos entró al restaurante rompiendo la tensión. Valeria aprovechó para retirarse con discreción. Eric la siguió con la mirada, sintiendo una punzada que no supo nombrar. Camila se acercó a él un momento con esa prudencia que tiene quien conoce demasiado bien a los poderosos.

Señor Vbauer, gracias por su comprensión. La casa le ofrece el postre sin cargo. Él asintió distraído, pero no probó bocado. Sus pensamientos estaban en otro lugar, o más bien en otra persona. Mientras tanto, en la cocina, Valeria lavaba sus manos bajo el agua fría, dejando que el silencio la envolviera. sabía que aquella noche no pasaría inadvertida, que la gente hablaría, que quizá habría consecuencias, pero también sabía algo más, que por primera vez en mucho tiempo no se sentía pequeña, y mientras cerraba los ojos un instante para calmar su

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