Rejuvenece casi todo tu rostro simplemente abriendo la boca. Cómo un hábito puede ayudar a tu rostro

Hay muchos músculos en la cara que están estrechamente conectados entre sí y tienen un impacto significativo en la apariencia. Convencionalmente se dividen en dos categorías: mímicos y masticadores. Juntos forman volúmenes y son responsables de las emociones, las expresiones faciales y la movilidad de la mandíbula. En este tema, nos interesa principalmente el grupo de la masticación: cualquier cambio en él se refleja inmediatamente en el rostro y es visible incluso en los demás. Esto se nota especialmente cuando los músculos están sobrecargados, contraídos y cambian su estructura.

Los músculos masticadores son un complejo que asegura el movimiento de la mandíbula inferior. Gracias a ellos podemos abrir y cerrar la boca, masticar y morder los alimentos. Estos son algunos de los músculos más resistentes del cuerpo humano. Sin embargo, debido a numerosos hábitos, como apretar las mandíbulas de forma forzada o masticar predominantemente de un lado, están sometidos a una tensión constante que afecta enormemente a su apariencia.

Uno de los principales músculos masticadores comienza en el borde inferior de la mandíbula y sube hasta el arco cigomático. Es este sistema el que interviene cuando movemos la mandíbula, masticamos o apretamos los dientes inconscientemente en momentos de estrés. Con el tiempo, si no prestas atención, este músculo, junto con el temporal (que también participa en la masticación), se vuelve hipertónico.

Y luego viene la cadena de consecuencias:

– Aparece la papada
– La parte inferior de la cara se acorta.
– El contorno se vuelve borroso
– Desaparece el llamado “ángulo de la juventud”
– El edema se produce porque se interrumpe el flujo linfático.
– Los párpados se caen debido al sobreesfuerzo de la zona temporal.
– Los pliegues nasolabiales y la papada se vuelven más profundos.
– El rostro adquiere un aspecto cansado y tenso.
– Se forman arrugas horizontales en el cuello.
– En ocasiones se suman dificultades para dormir y el hábito de rechinar los dientes.

Por eso, si quieres mantener o recuperar la frescura de tu rostro, debes prestar atención a relajar los músculos masticadores. Y aquí viene al rescate un ejercicio sencillo, que es fácil de introducir en la vida cotidiana y realizar de pie, sentado o acostado.

Cómo funciona el “abridor bucal rejuvenecedor”: una práctica sencilla

Leave a Comment