nuevo 1169

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

“Tori, querida. ¿Para qué necesito esas fortunas? Estoy en una edad en la que el futuro no me preocupa mucho”, respondió Catherine con una sonrisa.

“¡Anda ya, Catherine! ¿Cuántas veces tengo que decirte que sigues siendo una petarda? ¡No hables así! Ahora, déjame ayudarte con tu galleta”.

Victoria abrió la galleta y leyó la nota que contenía.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

“El tiempo que se pasa con los seres queridos nunca se desperdicia”, leyó Victoria en voz alta, con una punzada de tristeza. Nunca había visto a ningún familiar visitar a Catherine.

No tenía nietos ni hijos, y quizá por eso Victoria quería pasar el mayor tiempo posible con ella. Sentía que lo necesitaba.

“Qué irónico. Basándome en esta fortuna, gran parte de mi vida ha sido tiempo perdido”, dijo Catherine con un tono de voz teñido de arrepentimiento.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

“¡No digas eso! Me encantan tus historias, y tan solo hablar contigo es muy interesante”, la tranquilizó Victoria.

Catherine miró a la enfermera a los ojos y sonrió con sinceridad. “Eres una chica dulce, Victoria. Gracias”.

“Por favor, recuérdame tu apellido, querida”, preguntó Catherine de repente. “Es Whitehouse, ¿por qué?”, respondió Victoria confundida.

Victoria le devolvió la sonrisa, sintiendo una cálida conexión. Catherine abrió su mesita de noche, sacó un viejo diario y se lo entregó a Victoria.

“Querida, ¿podrías ayudarme? Cada vez que veo tus ojos, me resultan muy familiares. Recuerdo mi juventud y siento que he olvidado algo muy importante”.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Leave a Comment