“¿Claire?”
La asistente anunció: “Le presento a la Sra. Claire Avery, nuestra artista invitada”.
Dejé mi portafolio con calma.
“Mi exposición se llama *Resiliencia*. Traza el dolor, la maternidad y el renacimiento. Todos los beneficios se destinarán a financiar viviendas para madres solteras y sus hijos”.
La sala permaneció en silencio. Todas las miradas se dirigieron a Nathan y a su madre, sumidos en el silencio.
Un mes después, *Resiliencia* se instaló en una catedral de Tribeca. La pieza central, *La Puerta*, representaba a una mujer enfrentándose a la tormenta, con su hijo a su lado, su mirada ardiendo con renovada fuerza. Los críticos hablaron de un triunfo.
Nathan llegó la última noche. Anciano, solo. Se quedó paralizado frente a *La Puerta* y luego se acercó.
“Nunca quise hacerte daño…”
“Tal vez”, respondí. “Pero lo dejaste”.