¿Trabajar? ¿Cuidar a Isabela, mantener a tu familia? Todo al mismo tiempo.
Camila sonrió por primera vez desde que la había descubierto el día anterior.
No hay opción, señor.
Cuando no tienes red de seguridad, aprendes a hacer malabares.
Mis hermanas me ayudan cuidando a mis papás en Oaxaca.
Yo mando dinero desde México, Isabela.
Ella es mi responsabilidad completamente.
Y si yo te ofreciera esa red de seguridad, contrato formal, salario fijo, prestaciones de ley, ¿qué cambiaría? Todo.
Respondió sin dudar.
Isabela podría tener seguro médico.
Yo podría ahorrar para emergencias en lugar de vivir día a día.
Podría podría empezar a estudiar en las noches, tal vez sacar mi preparatoria.
Era la primera vez que la escuchaba hablar de sueños propios, más allá de la supervivencia.
¿Qué te gustaría estudiar? Puericultura, cuidado infantil.
Siempre se me han dado bien los niños y hay trabajo en guarderías privadas, pero necesito certificación.
Alejandro asintió lentamente.
El plan que había estado formando toda la noche comenzaba a tomar forma más clara.
Camila, voy a hacer algunas llamadas hoy a mi abogado laboral a contabilidad.
Vamos a formalizar tu empleo retroactivamente como si siempre hubieras tenido contrato.
Y los cuartos de visitas no son renta, son parte del paquete de prestaciones.
Muchas empresas ofrecen vivienda.
Señor Mendoza.
Alejandro, si vamos a ser compañeros de casa, aunque sea temporalmente, creo que podemos ser menos formales.
Camila lo estudió con cuidado, como evaluando si podía confiar en esta nueva dinámica.
¿Por qué hace esto? ¿Por qué me ayuda? Alejandro consideró la pregunta.
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