Adentro había fotos viejas, documentos y en el centro un sobre sellado con su nombre escrito con la letra fina de Carmen. ¿Leíste esta carta? le preguntó a Paola. No, señor. La señora Carmen dijo que era solo para usted. Rubens abrió el sobre con cuidado. La carta tenía tres páginas escritas a mano en el papel membretado que Carmen usaba para correspondencias importantes.
Mi querido Rubens, si estás leyendo esta carta, significa que ya no estoy aquí y que Paola decidió que era necesario entregártela. Esto probablemente quiere decir que te casaste otra vez y que esa persona no está tratando a nuestro Diego con el amor que merece. Necesito contarte algo que descubrí hace poco, algo que cambiará todo lo que piensas sobre tu familia.
¿Recuerdas que me contaste de tu hermano menor Mateo que desapareció cuando eran niños? Aquel que tus papás decían que se había ido a vivir con una tía lejana en Oaxaca. Rubens dejó de leer. Mateo no había pensado en ese nombre en más de 20 años. Su hermano menor, 3 años más chico, que simplemente había desaparecido de sus vidas cuando Rubens tenía 16.
Sus papás, comerciantes estrictos de Guadalajara, siempre habían dicho que Mateo era problemático y necesitaba una disciplina especial que solo una tía severa podía darle. Rubens, Mateo nunca fue enviado con ninguna tía. Tus papás lo abandonaron en un orfanato en Tlaquepaque porque descubrieron que tenía una discapacidad de aprendizaje.
Les daba pena, miedo de que eso dañara los negocios de la familia. Lo descubrí por casualidad cuando estaba investigando sobre genética antes del embarazo de Diego. Contraté a un investigador privado para rastrear el historial médico de nuestra familia. Mateo pasó 16 años en ese orfanato.
A los 18 consiguió trabajo como conserge en una escuela primaria en Tlaquepaque, donde trabaja hasta hoy. Ahora tiene 44 años, Rubens. Lleva una vida sencilla pero digna. Y lo más importante, te recuerda todos los días. El investigador habló con él y Mateo guarda una foto tuya, la de tu cumpleaños de 15 años, donde están abrazados en el patio de la casa vieja.
Sé que esta revelación debe estar rompiendo tu corazón como rompió el mío, pero necesito que sepas que Mateo nunca los culpó. Él entiende que eran solo adolescentes cuando pasó, que no tuvieron opción en la decisión de tus papás. Por favor, amor, si algún día sientes que necesitas a alguien que entienda de verdad lo que es amar incondicionalmente a una persona especial, busca a tu hermano.
Mateo tiene esa sabiduría que solo los que han sufrido injusticias pueden tener. Y tal vez él sea justo lo que nuestro Diego necesita. un tío que entienda sus limitaciones sin juzgarlo. En la caja encontrarás la dirección de Mateo y algunas fotos que conseguí con el investigador. Vive solo en una casita sencilla en la calle Independencia número 47 en Tlaquepaque. Trabaja en la escuela primaria Benito Juárez desde hace más de 20 años.
Rubens, sé que eres un hombre bueno que solo perdió el camino después de mi muerte, pero nuestro hijo necesita más que dinero y tratamientos médicos. Necesita amor verdadero de alguien que lo vea como una persona completa, no como una tragedia. Si estás leyendo esto es porque la persona con la que te casaste no es esa persona.
No tengas miedo de volver a empezar, amor. Ten miedo de dejar que nuestro pequeño crezca sintiéndose un estorbo. Busca a Mateo, cuéntale la verdad a Diego y recuerda, la familia no es solo quien comparte la misma sangre, sino quien comparte el mismo amor con todo mi amor eterno. Carmen PD. Paola sabe todo esto.
Fue ella quien me ayudó con la investigación y fue ella quien prometió proteger a Diego si era necesario. Confía en ella como yo confié. Cuando Rubens terminó de leer, las lágrimas le nublaban la vista. Paola estaba sentada en el sillón junto a la cama, esperando en silencio respetuoso. ¿Conoces a mi hermano?, preguntó él con la voz quebrada.
Lo conocí en persona el año pasado, señor. La señora Carmen me pidió que checara si estaba bien, si necesitaba algo. Es un hombre muy bueno, muy amable. Trabaja limpiando la escuela, pero en sus ratos libres ayuda a los niños con dificultades. Los demás trabajadores dicen que tiene un don especial con los niños que necesitan más paciencia. Rubens miró las fotos que estaban en la caja.
Mateo a los 20 años, alto y flaco como él, pero con ojos más dulces. Mateo a los 30 sonriendo tímido a la cámara. Mateo el año pasado ya con algunas canas, abrazando a un niño pequeño en el patio de la escuela. Paola, ¿tú crees que crees que Diego estaría feliz de conocer a un tío? Señor Rubens,
Dieguito siempre pregunta por qué no tenemos más familia.