Millonario debe pagar 980M a su ex embarazada, hasta que una joven pobre descubre la verdad….

Saquen a esa niña de aquí inmediatamente. Esto es absolutamente ridículo. Jueza Morrison no puede permitir esta interrupción. Silencio! ordenó la jueza golpeando repetidamente su mazo, cuyo sonido retumbaba contra los altos techos como disparos. “Jovencita, ¿cómo te llamas y cómo entraste en mi sala de audiencias?” “Ema Thompson”, respondió la niña sin apartar en ningún momento su fiera mirada de Richard.

A pesar de su evidente pobreza y miedo, se mantenía erguida y orgullosa. Mi mamá trabajaba para la familia de la señora Blackwood antes de morir de cáncer. Yo viví en las habitaciones de servicio hasta hace tres meses cuando me echaron. Richard estudió con atención el rostro de la niña, un recuerdo tirando de su conciencia como un sueño a medias recordado.

Recordaba haberla visto en alguna ocasión al visitar la enorme finca de Marcus en las afueras de Chicago, pero nunca había prestado demasiada atención a los hijos de los sirvientes que vivían en la sombra de su mundo de riqueza. Ahora, al mirarla más de cerca, algo en su férrea determinación y en la obstinación de su mentón, le recordó poderosamente a sí mismo a esa edad, luchando contra un mundo que parecía empeñado en aplastarlo.

“¿Qué prueba podrías tener tú?”, exigió el abogado de Victoria su anterior seguridad tambaleándose por primera vez en todo el día. El sudor perlaba su frente a pesar del aire acondicionado del tribunal. Emma levantó un sobre manila gastado y arrugado por el constante uso con los bordes suaves por el tiempo. Resultados de una prueba de ADN, los verdaderos.

La señora Blackwood hizo que analizaran al bebé, pero no con el ADN del señor Richard como todos piensan. Su pequeña voz recorrió con total claridad la hora silenciosa sala. Lo probaron con el ADN del tío Marcus y el papel dice que él es el verdadero padre. Marcus se puso de pie tan rápido que su silla cayó hacia atrás con estrépito.

Su rostro se tornó púrpura de rabia y miedo. Esto es una completa locura, jueza. Morrison no puede darle crédito a los desvaríos de una niña sin hogar que tío Marcus. Las cejas de la jueza Morrison se alzaron sorprendidas mientras las piezas comenzaban a encajar.

Señr Marcus Blackwood, usted es el hermano menor de Richard Blackwood y su socio de negocios. Correcto. Los 25 años de la jueza en el estrado le habían mostrado toda clase de dramas judiciales, desde amargas batallas de custodia hasta disputas financieras complejas. Pero había algo en la convicción inquebrantable de esa niña que la hizo detenerse. La voz de la pequeña no había vacilado ni una vez.

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