Mi suegro me dio un regalo a escondidas, sin el permiso de mi suegra.

Todo mi cuerpo se enfrió.

En mi mente surgieron muchas preguntas:
—¿Por qué me dio esto mi suegro?
—¿A qué “familia” se refería?
—¿Está tratando de advertirme de algo, o es una prueba que él guardó por error?

Me senté en la cama, con la mano aún sujetando el trozo de papel, mientras mi corazón latía con fuerza.

En el pasillo se oyó ruido —tal vez mi suegra, Shanti, pasaba por allí. Me sobresalté, metí rápidamente el paquete de papel en el armario, como si hubiera escondido una bomba a punto de estallar.

La sensación era intensísima.

Desde ese momento, solo un pensamiento ocupaba mi mente:
En esta casa —en medio de la bulliciosa Delhi— se ocultaba una verdad espantosa. Y las personas implicadas… no eran solo mi suegro.

La obsesión detrás del papel

Desde el día en que recibí aquel paquete de mi suegro, yo —Rani— no podía estar tranquila. Cada vez que veía a mi suegra Shanti ocupada en la cocina, o escuchaba a mi esposo Arjun riendo en el patio, una desconfianza indescriptible me invadía.

“Prostituta de familia.” Esas cuatro palabras se habían quedado grabadas en mi mente como una mancha de tinta. ¿A quién señalaban? ¿Y por qué mi suegro no lo decía claramente, sino que me entregaba el paquete a escondidas?

Comencé a observar los movimientos de la casa. Durante el día, todo parecía normal. Pero por la noche, me di cuenta de que Shanti solía salir al balcón y hablar por teléfono en susurros. Contuve la respiración y escuché a escondidas, apenas logré oír algunas palabras:

—“…no vuelvas a llamar a este número… si Arjun se entera…”

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