Por la noche, lo extendí sobre la cama. La tela había amarilleado ligeramente con el tiempo, pero era innegablemente suyo. Pasé los dedos por el forro interior, y fue entonces cuando lo encontré.
Un pequeño sobre, cuidadosamente cosido en el dobladillo. Frágil, desvaído, pero aún sellado. Mi nombre estaba escrito en él con la letra de mi madre: Para Lily.
Mi corazón casi se detuvo. Permanecí sentada un largo rato antes de abrirlo con cuidado. Dentro, una sola hoja.
Mi queridísima Lily:
Si estás leyendo esto, es que no pude contarte la verdad en persona. Espero que estés a salvo, rodeada de gente y feliz. Quiero que sepas que no me fui por elección. Sucedió algo que no podía explicar, algo que tenía que resolver antes de casarme con David.
Hay cosas sobre él que no vi al principio, y tuve miedo. No puedo contártelo todo ahora, pero si algún día encuentras esto, ve a la dirección de abajo. Alguien allí te ayudará a entender.
Te quiero más que a nada. — Mamá
Mis manos temblaban tanto que casi se me cae la carta. ¿Asustada? ¿Qué había querido decir? David siempre había parecido devoto de ella, de nosotras. Incluso después de su desaparición, permaneció en mi vida durante años, ayudándome en eventos escolares, enviando tarjetas de cumpleaños, preguntando cómo estaba. A medida que crecí, nos distanciamos, pero nunca hubo la más mínima sombra.