Mi esposo quería divorciarse sin saber que yo ganaba 500.000 dólares…

Después de no verlo durante un mes, John simplemente me empujó la tarjeta de un abogado de divorcios sin siquiera preguntar nada.

“¿Estás bien? ¿O cómo te sientes al divorciarte de una esposa que no trabaja? Págame 1.000 dólares al mes de pensión. Suena bien. Cuídate.” John se burló mientras decía esto, y a su lado Emily sonreía igual, aferrada a su brazo.

“Está bien, entonces divorciémonos.” Lo dije con tanta naturalidad que John pareció un poco sorprendido, pero enseguida compartió su sonrisa con Emily.

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Qué bueno que John no sea de pensar mucho. Eso hace más fácil ejecutar mi plan. Cuando se aprobaron los papeles del divorcio, decidí iniciar mi plan de venganza contra ambos.

“Los haré llorar para celebrar mi recuperación.” Me llamo Sarah Wolf. Soy ilustradora de 47 años. También trabajo como autora de libros infantiles. Me encanta dibujar. Tengo dos amigos de la infancia, John y Emily.

Son amigos importantes para mí, y John también es mi marido. Todo empezó cuando John me invitó a salir justo cuando yo iba a ir a una universidad distinta tras terminar el instituto.

Me sorprendí. Pensaba que a él le gustaba Emily, pero no pude rechazar la confesión de John, a quien yo también había querido en secreto.

Tras pensarlo y consultarlo con Emily, acepté la propuesta de John. El comportamiento de Emily había sido algo problemático desde la adolescencia, pero seguía siendo una amiga querida para ambos.

Sin embargo, Emily tenía la tendencia de quitar novios ajenos y luego dejarlos cuando ellos se obsesionaban con ella, causando problemas una y otra vez.

Sus padres estaban preocupados, así que John y yo a menudo pasábamos tiempo con ella para vigilarla. John y yo nos casamos a los 25 años, cuatro años después.

Emily trajo a su prometido a nuestras vidas. Se llamaba George, un profesional en una empresa de primera línea. “Encantado, Sarah y John. He oído mucho sobre ustedes.

Espero que nos llevemos bien.” George era muy educado y congeniamos enseguida. Nos reuníamos en festivos y vacaciones, hacíamos viajes o largos trayectos en tren para tomar algo.

Sin embargo, todo empezó a desmoronarse. Dos años después de su boda, cuando Emily quedó embarazada, John… (yo, por mi parte, tenía muchos hermanos de origen, así que no había preocupación por herederos).

Decidimos que no necesitábamos hijos. A ambos nos encantaban los niños, pero no nos atraía cuidarlos activamente. Además, nos gustaba nuestra libertad para viajar y tomar algo…

A menudo nos enternecía ver familias con hijos, pero no iba más allá.

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