Mi Esposo Me Llamó ‘Vieja’ Por Su Amante. Pero Cuando Yo Empecé… ¿Él Lo Perdió Todo.

Mis pasos eran ligeros, absorbidos por la gruesa alfombra, como todas las penas que me había tragado durante años. A través de la puerta seguía oyendo a Javier consolar a su joven amante. ¿Te gustó el juego de joyas que te compré? Es mucho mejor que cualquiera de los de Sofía. Por supuesto, eres mucho más guapa que ella. Abrí la puerta de par en par. Javier se giró sorprendido. Aún tenía el móvil pegado a la oreja y la expresión melosa de su rostro se congeló al instante.

Colgó a toda prisa y forzó una sonrisa. Sofía, ¿por qué entras sin llamar? Si hubiera llamado, me habría perdido una confesión tan maravillosa. Dije con calma, extendiendo el acuerdo de divorcio sobre su escritorio. Firma. Su expresión pasó de la sorpresa a la perplejidad y finalmente a un extraño alivio. ¿Qué es esto? El acuerdo de divorcio. Justo lo que estabas planeando. No, te estoy ahorrando el trabajo de tener que robarme el patrimonio. Javier echó un vistazo a los papeles y soltó una carcajada.

Sofía, creo que has entendido mal. Es solo una clienta. A veces hay que halagarlos. Laura Fuentes, 25 años, recepcionista en tu empresa. Ascendida a tu secretaria personal. Hace poco recité la información de carrerilla. Lleváis juntos 2 años y 3 meses. El mes pasado incluso le compraste un apartamento en el barrio de Salamanca a nombre de la empresa. Por cierto, como eso es un bien ganancial, tengo derecho a reclamarlo. El rostro de Javier cambió de color. Me has estado investigando solo he estado protegiendo mis derechos legales.

Le ofrecí la pluma firma mientras todavía estoy dispuesta a terminar esto amigablemente. Me miró fijamente durante unos segundos y de repente sonrió como si nada. Tomó la pluma y firmó con una caligrafía fluida y elegante sin siquiera leer el contenido. No vas a mirar las cláusulas, le recordé amablemente. ¿Qué hay que mirar? Cerró la carpeta con indiferencia. De todas formas, no puedes vivir sin mí. Acabarás suplicándome que volvamos. Sofía, una niña rica como tú no es nada fuera de nuestra familia.

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