Su respiración era rápida, entrecortada. podía escuchar como tragaba saliva, como si su propia garganta se negara a aceptar lo que estaba pasando. Yo, en cambio, seguía sentado, sin moverme, como un juez que espera el veredicto que ya sabe que será dictado. ¿Qué? ¿Qué hay ahí abajo? Murmuró casi sin voz, como si temiera que al decirlo en voz alta, aquello se hiciera real. No respondí. No, todavía. Dejé que el silencio se estirara hasta casi romperse y entonces, con un movimiento lento, deliberado, levanté la carpeta y la aparté a un lado.

Valeria abrió los ojos de par en par. Encima de la mesa, perfectamente alineados, había dos sobreserrados. El primero llevaba su nombre escrito a mano, el segundo sin nombre alguno, solo una palabra, escrita en letras grandes, firmes, como un golpe, fin. Ella miró de uno al otro temblando. Su mano fue directo al sobre con su nombre. Lo abrió con dedos torpes y sacó una hoja. Mientras leía su rostro pasó de la confusión al miedo y del miedo a una especie de vacío.
No, no puedes hacer esto, balbuceo. Yo mantuve la calma. Claro que puedo. Ya lo hice. La carta no dejaba espacio para dudas. Era el documento de separación fechado, firmado y con todo en regla. Había tenido tiempo de sobra para prepararlo mientras ella creía que yo no sabía nada. Cada línea estaba escrita con una precisión quirúrgica, sin rastro de emoción, porque ya no quedaba nada que sentir. Valeria dejó caer la hoja sobre la mesa, la miró como si fuera un arma apuntándole al pecho y entonces lentamente giró hacia el segundo sobre.
¿Y ese? Preguntó con un hilo de voz. Esta vez sonreí. No de felicidad, no de venganza inmediata. Era la sonrisa de alguien que ya no tiene nada que perder. Ese, dije despacio, es para ti. Cuando termines de leerlo entenderás. Ella dudó. Por un momento pensé que no se atrevería, pero finalmente rompió el sello y sacó el contenido. Era una serie de fotografías, no de ella, no de su amante, eran imágenes de nuestra casa. Cada rincón, cada cajón abierto, cada una de sus cosas personales empaquetadas.