Espero que papá siga bebiendo en la cocina.
Aunque beba mucho.
Me gusta cómo te mira cuando no estás mirando.
Fue como si mi pequeña hija hubiera recibido más amor del que su padre y yo creíamos que estábamos demostrando.

Espero que sigas durmiendo con mi manta.
El pico está abierto.
Prométeme que no lo meterás en una caja.
Me dolía tanto el pecho que pensé que me iba a romper por dentro.
“Mami, por favor… prométeme que seguirás viviendo.
Que reirás.
Que comerás helado incluso si tienes frío.
Y que dejarás que la gente te quiera.”
La parte que más me devastó: