Le ordenó a la empleada que tocara el piano frente a todos para humillarla, pero cuando empezó, nadie esperaba lo que sucedió.

tapó con una cobija se fue al baño se lavó la cara y se miró al espejo ahí en ese reflejo se dio cuenta de que no era la misma algo había cambiado en su mirada en cómo respiraba se acostó cenar con el

corazón latiéndole todavía como si estuviera tocando y en medio del silencio de la madrugada entendió que esa noche ya no era una más había cruzado una línea no sabía a dónde la llevaba pero ya no

podía volver atrás al día siguiente Julia se despertó antes de que sonara la alarma tenía el estómago revuelto y un dolorcito en el cuello de tanto apretar

los dientes en la noche su abuela todavía dormía así que se levantó despacio para no despertarla se metió al baño y se miró al espejo las ojeras se le marcaban más que nunca pero también había algo en

su cara que no estaba ayer una mezcla rara entre miedo emoción y duda se lavó los dientes sin dejar de pensar en lo que había pasado en los aplausos en el silencio justo antes de que todos empezaran a

aplaudir en la cara de Gerardo en la orden que le dio en la tarjeta del productor que tenía guardada dentro del cajón donde guarda

sus ligas para el pelo sacó la tarjeta la miró un rato le dio la vuelta no se animaba a marcar no todavía pasó la mañana limpiando la casa haciendo café para su abuela y tratando de pensar en otra

cosa su abuela le preguntó si había trabajado mucho en la noche y Julia solo respondió que sí que había sido un evento largo no le dijo nada del piano ni de la gente ni de que la habían aplaudido

menos de que un millonario la había citado en su casa como si fuera su propiedad a la 1 de la tarde mientras lavaba los platos le sonó el celular

no era suyo era el viejo Nokia que le prestaba a su primo para emergencias era el número del hotel contestó con el corazón acelerado era Mario el guardia que le dijo que la buscaban que una señora

elegante había llegado preguntando por ella que le había dicho que estaba impresionada con lo de anoche julia no entendía quién era por qué la buscaba mario solo dijo que dejó su tarjeta que

preguntaba si podía visitarla de nuevo que quería hablar sobre un proyecto musical julia colgó confundida eso ya era la segunda tarjeta en menos de 24 horas volvió a su cuarto y se sentó en

la cama sacó las dos tarjetas las puso una junto a la otra sentía como si estuviera jugando a algo que no conocía como si fuera un rompecabezas con piezas que no encajaban la cabeza le daba vueltas el

corazón también a las 4:30 se puso el único pantalón que no tenía manchas una blusa gris sin arrugas y se peinó lo mejor que pudo se miró al espejo otra vez se veía normal como siempre pero por dentro

no lo estaba a las 5:30 en punto una camioneta negra se estacionó frente a su casa no era cualquier carro era de esos que se ven

en las películas un chóer se bajó y dijo su nombre con respeto le abrió la puerta como si fuera una señora importante julia subió sin decir nada el chóer le dijo que iban a la casa del señor Gerardo

Alcázar que estaba en las lomas el camino fue silencioso ella iba pegada a la ventana viendo pasar las calles las tiendas la gente su ciudad la de todos los días parecía lejana ahora como si estuviera

viendo la vida de otra persona cuando llegaron a la colonia se dio cuenta de que nunca había estado ahí casas

gigantes con bardas más altas que los postes de luz cámaras en cada esquina y jardines tan grandes como parques la camioneta entró por una reja automática el chóer bajó y le abrió la puerta una señora

con uniforme la recibió en la entrada le dijo que el señor estaba por llegar que podía esperar en el piano el piano otra vez julia entró a la sala y se quedó sin palabras no era como en el hotel era

más grande más elegante pero a la vez más fría todo estaba tan perfecto que parecía falso el piso brillaba las cortinas eran

pesadas los cuadros eran enormes y no entendía ninguno en una esquina estaba el piano más nuevo que el del hotel negro brillante y enorme le dieron agua se sentó esperó pasaron 10 minutos luego 20 a

la media hora Gerardo entró como si nada traía el celular en la mano hablando de negocios sin mirar a Julia se sentó en un sillón dio instrucciones rápidas por teléfono colgó y por fin volteó “toca”

dijo sin moverse julia tragó saliva “¿qué quiere que toque?” Lo que sea solo toca ella se acomodó en el banco colocó las manos y

empezó no sabía qué esperar no sabía si estaba ahí porque le había gustado como tocaba o porque quería reírse de ella otra vez pero igual lo hizo tocó gerardo la observaba esta vez sin sonreír con

atención no decía nada no se movía no se burlaba solo la escuchaba cuando terminó el silencio fue largo incómodo julia no sabía si debía hablar o quedarse callada ¿quién te enseñó eso preguntó él por

fin nadie aprendí sola por videos con un teclado que me prestaban gerardo se pasó una mano por la cara luego se

levantó quiero que vengas tres veces por semana a esta hora quiero que sigas tocando quiero ver hasta dónde puedes llegar julia lo miró sin entender ¿y por qué él la miró de frente no con lástima no

con ternura con algo más raro como si la estuviera midiendo porque no sé qué tienes pero me dan ganas de averiguarlo y se fue así como llegó sin despedirse sin dar más explicaciones julia se quedó

sola otra vez frente al piano solo que ahora todo era distinto fuera en ese mundo que parecía lejano ya empezaban a hablar de ella lo que no sabía era que alguien más

alguien con rencor y celos en el corazón también había estado viendo escuchando y planeando su próximo paso julia volvió a su casa con la cabeza hecha un lío el chóer la dejó en la esquina sin decir

mucho como si esto fuera lo más normal del mundo pero ella se bajó temblando miró la puerta de su casa por un rato antes de entrar le costaba trabajo creer que acababa de estar en una mansión enorme

tocando un piano de lujo para un millonario que apenas sí le hablaba pero que la escuchaba como si estuviera buscando algo en cada nota era raro muy

raro su abuela estaba en la sala viendo una novela repetida julia le dijo que se había quedado más tarde en el trabajo que la habían mandado a hacer un favor extra no dijo más no sabía cómo explicarle

todo eso sin sonar loca subió a su cuarto y se acostó sin cenar pero tampoco pudo dormir cada vez que cerraba los ojos veía la cara de Gerardo tan seria tan difícil de leer y escuchaba su voz

diciéndole que tenía algo que quería ver hasta dónde podía llegar por qué a él le importaba eso qué quería realmente pasaron dos días julia volvió a trabajar como siempre pero el ambiente

ya no era igual algunos empleados la saludaban con una sonrisa distinta más grande otros la miraban de lejos como si ahora fuera algo más que la de limpieza hasta la supervisora la trató con un poco

más de respeto aunque seguía dándole la misma carga de siempre mario el guardia de la entrada le dijo “Te luciste morra y eso que nadie daba un peso por ti ella se rió aunque no sabía si eso era bueno

o malo el tercer día a las 5 de la tarde otra vez llegó la camioneta julia subió con más dudas que antes esta vez llevaba en la mochila una

libreta donde había anotado algunas canciones que le gustaban no sabía si iba a tener chance de tocar algo de eso pero por si acaso el chóer fue igual de serio que la vez anterior ni una palabra de

más cuando llegó una empleada la hizo pasar directo al estudio no era el mismo cuarto de antes era una habitación más pequeña con ventanas grandes una mesa con café recién hecho y otra vez un piano

enorme en una esquina gerardo estaba sentado en un sillón de cuero leyendo unos papeles ni volteó a verla cuando entró

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