Mientras limpiaba los ventanales del restaurante, Julia escuchó que el nombre del millonario era Gerardo Alcázar, que él había pagado toda la remodelación del piso 20, que esa noche traía artistas,
empresarios y hasta un senador. También escuchó que su novia era modelo, que tenía fama de grosera y que venía de viaje con él. Julia solo pensó que ojalá no le tocara limpiar cerca de ellos.
A las 3 de la tarde, Julia bajó al comedor del personal y se sirvió arroz con huevo se sentó en la misma esquina de siempre frente al ventilador que ya ni giraba comió en silencio pensando en que
debía salir antes de las 9 para poder pasar a la farmacia había una medicina nueva que el doctor le recetó a su abuela pero estaba carísima tal vez si hacía un turno extra el fin de semana podría
comprarla después de comer regresó a su rutina pulió las mesas del salón azul ordenó las sillas del bar espejo y subió al piso 19 a cambiar los jabones todo el tiempo pensaba en su abuela en lo flaca
que se estaba poniendo en las noches que no dormía del dolor a veces lloraba sola en el baño de empleados pero nunca más de 5 minutos luego se enjuagaba la cara y volvía como si nada ya casi anochecía
cuando escuchó que algo andaba mal había voces alteradas en recepción un músico al parecer el pianista del evento se había accidentado no llegaría uno de los organizadores discutía por teléfono
mientras otro gritaba que necesitaban una solución urgente julia no prestó atención pensó que traerían a otro o pondrían música
grabada ¿qué le importaba pero alguien no supo quién dijo que había una muchacha del staff que sabía tocar el piano que la habían visto una noche julia se congeló soltó el plumero tragó saliva quiso
correr pero ya era tarde una supervisora llegó con cara de apuro y le dijo que la necesitaban en el salón diamante que fuera ya que no preguntara julia se limpió las manos en el delantal y fue con
paso tembloroso entró por la puerta de servicio y sintió que todos la miraban el salón estaba lleno de flores blancas luces bajas y meseros uniformados con guantes en el centro frente al piano un
hombre alto y de cara seria la observaba como si ella fuera un insecto él era Gerardo Alcazar y acababa de decidir que esa noche para burlarse un poco del caos iba a dejar que la chica de la limpieza
tocara solo para ver qué pasaba las camionetas negras se estacionaron una tras otra frente a la entrada principal del hotel no eran taxis ni autos normales eran de esos que solo se ven en comerciales
o en las noticias cuando algún político baja rodeado de guardaespaldas los empleados del ballet se movían nerviosos casi tropezando con los conos naranjas mientras recibían las llaves
los jefes de área caminaban rápido dándoles órdenes a todos como si se estuviera cayendo el mundo gerardo Alcázar bajó del asiento trasero con lentes oscuros camisa blanca sin una sola arruga y un
reloj que brillaba más que cualquier lámpara del lobby no miró a nadie caminó como si todo le perteneciera dos asistentes venían detrás de él con carpetas hablando por teléfono mientras un hombre más
viejo con traje gris trataba de seguirles el paso con cara de estrés nadie se atrevía a hablarle directo si querían decirle algo se lo
decían al de gris era su secretario o su escudo humano quién sabe al lado de Gerardo venía Daniela su novia alta flaquísima con el pelo lacio y rubio como salido de un comercial de champú iba con un
vestido ajustado lentes de marca y el celular pegado a la oreja ni volteaba a ver a los empleados ni a la gente del hotel parecía molesta de estar ahí como si todo le diera flojera apenas entraron al
lobby uno de los gerentes fue a recibirlos les ofreció algo de tomar gerardo lo ignoró daniela solo dijo “Late con leche de almendra sin mirar a nadie.” Gerardo se paró en el centro del
lobby como si estuviera inspeccionando un terreno señaló un arreglo de flores con cara de disgusto le dijo al gerente que eso no era lo que había pedido que el color no combinaba que parecía funeral
el gerente tragó saliva sonrió forzado y le prometió cambiarlo en menos de una hora gerardo no respondió se dio la vuelta y caminó directo hacia los elevadores privados mientras subían uno de los
organizadores le iba explicando el plan del evento los horarios los invitados todo lo que se había hecho gerardo no lo escuchaba solo veía su celular y de vez en cuando decía “Eso ya lo sé
oh no me interesa le molestaba que lo interrumpieran le molestaba que las cosas no fueran exactamente como él quería a la altura del piso 20 se quedó mirando por la ventana dijo que no quería prensa
que no quería fotógrafos y que no iba a saludar a nadie que no estuviera en su lista en la suite presidencial que habían acondicionado como sala de descanso para él y Daniela gerardo entró sin mirar
atrás tiró el saco sobre el sillón de piel y se sirvió un whisky sin preguntar si había permiso o no daniela se sentó en el sillón más grande y sacó una plancha para el
cabello le dijo a una de las asistentes que quería cambiar el vestido por otro luego hizo una videollamada y empezó a criticar el maquillaje de una amiga suya que estaba en Miami hablaba como si todo
el cuarto estuviera vacío como si nadie más importara gerardo mientras tanto miraba por la ventana hacia abajo le gustaba ver a la gente pequeñita corriendo de un lado a otro desde ahí todos parecían
hormigas soltó una risa corta como de burla le preguntó al organizador si ya tenían pianista este le dijo que sí que todo estaba
listo gerardo solo alzó una ceja le dijo que si algo salía mal se iban a acordar de él lo dijo sin gritar pero con una voz que apretaba el aire daniela se levantó se puso un vestido nuevo más
llamativo que el anterior y se tomó varias selfies en el espejo luego le preguntó a Gerardo si quería que se sentara con él en Mist la mesa principal gerardo ni volteó le dijo que hiciera lo que
quisiera que él iba a estar ocupado ella torció la boca molesta pero no dijo nada bajaron juntos al salón diamante que ya estaba casi listo el decorador se acercó para mostrarle los detalles finales
gerardo
caminó lento inspeccionando todo se detuvo frente al piano ese Yamaha negro que Julia conocía también lo tocó con los dedos sin emoción preguntó si era nuevo le dijeron que sí que lo habían traído esa
semana no respondió nada pidió silencio todos los que estaban preparando el salón se quedaron quietos señaló un candelabro que colgaba justo sobre el centro dijo que estaba torcido nadie lo veía
torcido pero nadie lo contradijo llamaron al técnico para ajustarlo daniela se sentó en una mesa sacó su espejo y empezó a retocarse el
maquillaje murmuró que el salón le parecía chico que esperaba más una de las organizadoras nerviosa le dijo que habían seguido sus indicaciones al pie de la letra daniela sonrió falso y siguió con su
delineador para ella todos eran muebles ni siquiera personas gerardo recibió una llamada era un empresario de Monterrey habló fuerte como si quisiera que todos lo escucharan dijo que estaba harto de
gente inútil que si no cerraban el trato esa noche lo iba a hacer con otra empresa cortó la llamada y soltó el
celular sobre la mesa se sirvió otro whisky y le pidió a uno de los meseros que le trajera hielo pero lo hizo de mala gana como si le costara decir por favor esa tarde en menos de 3 horas todo el
hotel giraba alrededor de él lo que él decía se hacía si pedía algo corrían si no le gustaba lo cambiaban y si alguien se equivocaba ya sabían que al día siguiente estarían buscando trabajo nadie
quería quedarse sin chamba así que todos caminaban rápido miraban al suelo y tragaban sus nervios mientras tanto Julia limpiaba el
área de los elevadores del piso 17 no había visto aún a Gerardo pero ya sabía que estaba ahí se sentía en el aire todos andaban tensos todos querían que pasara la noche sin problemas lo que nadie
sabía era que por un comentario que estaba a punto de soltar alguien del equipo todo iba a cambiar porque el pianista aún no había llegado y a Julia que estaba barriendo sin meterse con nadie le iban
a arruinar la noche sin aviso a las 6:20 de la tarde ya estaban todos los meseros formados revisando que la corbata estuviera derecha y que el mandil no tuviera manchas el salón
diamante olía a flores frescas y a nervios los organizadores caminaban de un lado al otro con las caras sudadas revisaban luces el audio la disposición de las mesas un chef gritaba desde la cocina que
la salsa se había cortado otro pedía más hielo y un mesero se desmayó del calor pero todo eso era normal en un evento así lo que no era normal era que el piano siguiera sin pianista faltaba poco más
de una hora para que llegaran los invitados la música de fondo no era suficiente gerardo había pedido que alguien tocara en vivo durante la cena y que luego si se le antojaba hiciera una
segunda presentación como acto especial todo estaba armado para que el piano brillara al centro del salón pero el músico no había llegado a las 6:30 uno de los asistentes de Gerardo recibió una
llamada se alejó unos pasos contestó con el ceño fruncido y después regresó al grupo con una cara que parecía de luto dijo que el pianista había chocado en periférico que estaba bien pero tenía el
brazo derecho lastimado no iba a poder tocar esa noche lo llevaron al hospital directo no había forma de que llegara el silencio entre