La Nuera Murió Durante el Parto — Ocho Hombres No Pudieron Levantar el Ataúd, y Cuando la Suegra Exigió Abrirlo…

“Abran el ataúd. Ella aún tiene algo que decir.”

Con manos temblorosas, la familia retiró el seguro. Al levantar la tapa, se escucharon jadeos entre la multitud. El rostro de Isela, aunque sereno, aún brillaba con marcas de lágrimas. Sus ojos seguían cerrados, pero las pestañas húmedas hablaban de dolor… incluso después de la muerte.

Carmen gritó y cayó al lado del ataúd, tomando la mano fría de su nuera.

“Isela… hija mía… no llores más… Si algo quedó sin decir, házmelo saber… Perdónanos, mi niña…”

El silencio se apoderó del patio. De pronto, un sollozo ahogado rompió el aire.

Todos miraron a Luis, el esposo de Isela. Estaba arrodillado, con el rostro cubierto entre las manos, llorando desconsoladamente.

Carmen se giró alarmada, su voz temblorosa:

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