“La niña se quejaba de un fuerte dolor abdominal después de un fin de semana con su padrastro, y el médico, al ver la ecografía, llamó inmediatamente a una ambulancia…”-a-nyny

Las sirenas de la ambulancia cortaban el aire mientras se dirigían al hospital infantil. Clara sostuvo la mano de Ana con fuerza durante todo el trayecto. El cuerpo de la niña temblaba, su respiración era superficial. Los médicos las recibieron en la entrada de urgencias y llevaron de inmediato a Ana a una sala de diagnóstico.

Clara esperó afuera, con el corazón desbocado. Los pasillos olían a desinfectante. Cada segundo era una eternidad. Cuando finalmente se abrió la puerta, el médico se le acercó con mirada grave.

—Tiene lesiones internas graves —dijo—. No se trata de un simple dolor de estómago. Necesitamos operar de inmediato.

Las rodillas de Clara se doblaron.
—¿Lesiones internas? Pero… ¿cómo? ¡El viernes estaba bien!

El médico dudó un instante antes de añadir:
—La naturaleza de las lesiones es preocupante. No son consistentes con una simple caída o una intoxicación alimentaria. Clara, tendremos que notificar a las autoridades.

La Duda y el Miedo de una Madre

Mientras Ana era llevada a cirugía, la mente de Clara se agitaba. Recordó las palabras tímidas de Ana: “Se lo dije a Martín…”

Recordó cómo Martín había minimizado las quejas de su hija antes. Recordó la expresión extraña en el rostro de Ana cuando Clara mencionaba dejarla sola con él. ¿Había algo que había pasado por alto? ¿Algo que no había querido creer?

Los recuerdos se agolpaban: momentos en los que Ana parecía inusualmente callada tras los fines de semana con Martín, momentos que Clara había atribuido a simples cambios de humor infantiles.

Y ahora, esas pequeñas señales formaban un rompecabezas aterrador que ya no podía ignorar.

Comienza la Investigación

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