JEFE DISFRAZADO VA A SU TALLER Y VE AL GERENTE HUMILLANDO A LA MECÁNICA, PERO ÉL…-Ga

La cámara se alza hasta mostrar la ciudad desde las alturas. Marcos estaba viudo desde hacía dos años. Su esposa había muerto en un accidente automovilístico y desde entonces él se había encerrado en su oficina perdiendo completamente el contacto con la realidad de sus negocios. No sabía que en uno de sus talleres una muchachita extraordinaria estaba siendo humillada diariamente. Pero esa mañana del miércoles 15 de noviembre iba a ser diferente. Esa mañana iba a cambiar todo para siempre.

Un cliente VIP llegó con un Mercedes AMG GT63S plateado, valorizado en 3.2 millones de pesos, con un problema en el turbo que tenía a todos los mecánicos rascándose la cabeza. ¿Y saben qué fue lo que pasó después, mis queridos amigos? Lo que va a pasar les va a quitar el aliento, porque a veces, cuando menos lo esperamos, la vida nos da la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos verdaderamente. Óiganme bien, hermanos míos, porque lo que les voy a contar ahora va a hacerle servir la sangre de la indignación.

JEFE DISFRAZADO VA A SU TALLER Y VE AL GERENTE HUMILLANDO A ...

Pero aguanten, aguanten hasta el final, porque la justicia poética que viene después vale cada lágrima de rabia que van a derramar. Esa mañana del miércoles, cuando llegó el Mercedes AMG GT63, se plateado reluciente como un espejo, Fabián Morales se puso más nervioso que gato en cristalería. La cámara enfoca el auto, mientras el propietario, un hombre elegante con traje de 50.000 pesos baja del vehículo. “Señor Rodríguez”, dijo Fabián con esa voz melosa que usan los lambiscones. “Su Mercedes va a quedar como nuevo, se lo garantizo.” Personalmente, el problema era que el turbo hacía un ruido extraño, una especie de silvido agudo que aumentaba después de los 3000 rpm.

Fabián llamó a sus tres mejores mecánicos. Antonio, de 15 años de experiencia, Roberto, especialista en autos alemanes y Manuel, que se las daba de experto en turbos. Los tres rodearon el motor como cirujanos alrededor de un paciente grave. Durante dos horas completas, estos señores desarmaron medio motor. Antonio revisó el intercooler. Roberto checó las válvulas de presión. Manuel desmontó parcialmente el turbo. Nada. El problema persistía y el Mercedes sonaba peor que antes. Los pensamientos de Antonio, “Madre mía, si no resolvemos esto, el patrón nos va a correr a todos.” Mientras tanto, Camila limpiaba cerca del Mercedes con los oídos bien atentos.

Ella había escuchado ese sonido antes. Su papacito le había enseñado que cuando un turbo hace ese silvido específico después de los 3000 rpm combinado con una ligera pérdida de potencia, el problema generalmente está en el actuador de geometría variable del turbo, no en el turbo mismo. Fabián se acercó tímidamente. Disculpe que interrumpa, pero creo que el problema podría estar en el actuador de geometría variable. Mi papá me enseñó que ese sonido específico indica que las áves del turbo no están ajustándose correctamente por un problema en el actuador neumático.

Imagínense la cara que puso Fabián. Se le hincharon las venas del cuello como mangueras a presión. Tú, tú me vas a enseñar de mecánica”, gritó tan fuerte que todo el taller se detuvo. “Una mujer que ni siquiera ha tocado un motor va a decirme cómo hacer mi trabajo. ” Los otros mecánicos se quedaron. Murs. El señor Rodríguez, propietario del Mercedes, observaba la escena con una mezcla de sorpresa y disgusto. Fabián no se detuvo ahí. Las mujeres son para fregar pisos y hacer tortillas, no para meterse donde no las llaman.

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