La princesa Diana, conocida como “La Princesa del Pueblo”, se ganó su entrañable apodo a través de su trabajo benéfico y su calidez, convirtiéndose en un pilar de inspiración para el pueblo británico. A pesar del trágico evento que llevó a su prematura muerte en París, el legado de Diana perdura en los corazones de muchos, especialmente a través de sus hijos William y Harry.

La vida de Diana, marcada por complejidades y desafíos, también se caracterizó por su papel como madre amorosa. Priorizó a sus hijos, William y Harry, buscando proporcionarles una infancia normal a pesar de las limitaciones de la vida real. Diana, reconociendo la importancia de sus experiencias comunes, ocasionalmente los llevaba a parques temáticos y salidas a comida rápida.

La princesa estaba decidida a fomentar un fuerte vínculo entre William y Harry, haciéndoles prometer que serían “mejores amigos” a lo largo de sus vidas. Este compromiso reflejaba su deseo de protegerlos de posibles conflictos, incluso dentro de la Familia Real.