Necesitamos tu ayuda profesional. Julieta está actuando de manera irracional, poniendo en peligro a los niños. Eloía baja las escaleras y se planta frente a Anselmo. ¿Y ustedes? Soy Anselmo Rivera, abogado y familiar de la señora Julieta. ¿Puedo preguntarle quién es usted? Soy Eloisa, vecina y amiga de Julieta y testigo de todo lo que ha estado pasando aquí. Anselmo saca una libreta de su maletín. Perfecto.
Entonces usted puede testimoniar sobre el comportamiento errático de mi tía. Ha notado cambios en su personalidad últimamente. Episodios de confusión, paranoia, agresividad. Eloía se ríe, pero no es una risa alegre. Comportamiento errático. Lo único errático que he visto es una señora de 71 años defendiendo su dignidad contra una familia que quiere abusar de ella.
Anselmo ignora su respuesta y se dirige a Hugo. Primo, explícame exactamente qué está pasando. ¿Por qué tu madre no les permite entrar a su casa? Hugo se ve incómodo. Anselmo, tal vez esto no sea necesario. Mamá tiene sus razones para estar molesta. Sus razones. Rebeca interrumpe inmediatamente. Sus razones son que se ha vuelto loca. Cambió las cerraduras sin avisar.
Nos está dejando en la calle con cuatro niños pequeños. Anselmo anota algo en su libreta. Interesante. Cambio súbito de cerraduras. Negativa a permitir entrada a familiares directos. Falta de consideración por el bienestar de menores. Eso es mentira, grita Eloisa. Julieta cambió las herraduras porque ellos querían quitarle su cama, sus muebles, meterla a dormir en el suelo de su propia casa.
Anselmo la mira como si fuera una loca. Señora, por favor, no interfiera con mi evaluación profesional. Evaluación profesional. Don Roberto se acerca. Joven, usted no es médico ni psiquiatra, es abogado. ¿Con qué autoridad está evaluando la salud mental de alguien? Anselmo se pone rígido. Tengo experiencia en casos de adultos mayores con deterioro cognitivo y lo que estoy viendo aquí son señales claras de que mi tía necesita ayuda profesional.
Desde mi ventana grito, Anselmo, ¿qué señales? La señal de que me niego a ser abusada. La señal de que defiendo mi casa de invasores. Tía Julieta, baja para que podamos hablar civilizadamente. Tu comportamiento está asustando a los niños. No voy a bajar. Y los que están asustando a los niños son ustedes con sus gritos y amenazas. Anselmo suspira teatralmente.
Tía, tu negativa a cooperar solo confirma mis sospechas. Una persona racional querría resolver esta situación por el bien de los nietos. Una persona racional. Una persona racional permitiría que la convirtieran en sirvienta gratuita en su propia casa. Que le robaran su cama, su privacidad, su dignidad. Eloía está furiosa.
Señor abogado, antes de que siga difamando a mi amiga, debería conocer todos los hechos. ¿Sabía que estos dos rentaron su casa para ganar dinero? ¿Qué vinieron aquí sin permiso después de que Julieta les dijo claramente que no podía recibirlos? Anselmo parece sorprendido por un momento, pero se recupera rápidamente. Eso es irrelevante.
Lo relevante es que hay cuatro menores en situación de desamparo porque su abuela se niega irracionalmente a brindarles refugio. No están en desamparo. Grito. Tienen padres. Padres que tomaron decisiones irresponsables y ahora quieren que yo pague las consecuencias. La señora Mercedes asiente vigorosamente. Exacto. Los niños tienen padres perfectamente capaces de buscarles un hotel. Anselmo la mira con desdén.
Señora, por favor, estamos hablando de un tema legal serio. No necesitamos la opinión de de que don Roberto se ve ofendido. La opinión de vecinos respetables que conocen la situación mejor que usted. Anselmo se está dando cuenta de que no tiene el apoyo que esperaba. Cambia de táctica. Tía Julieta. Sé razonable.
Solo queremos lo mejor para ti. Si estás pasando por un momento difícil emocionalmente, hay profesionales que pueden ayudarte. Profesionales. ¿Te refieres a los doctores que van a declarar que estoy loca para que ustedes puedan apoderarse de mi apartamento? Nadie quiere apoderarse de tu apartamento, tía. Solo queremos asegurarnos de que estés tomando decisiones sensatas. Eloisa se ríe amargamente.
Qué casualidad que quieran asegurarse de eso justo ahora, que Julieta se negó a ser su empleada gratuita. Anselmo se está poniendo nervioso. Señora, le pido que no interfiera con Yo interfiero donde se me da la gana. Grita Eloisa. Esta es mi casa también y no voy a permitir que abusen de mi amiga. Hugo finalmente habla con voz cansada.