Fue a examinar a un niño enfermo, y cuando salió su padre, se quedó impactada, porque resultó ser…

Cuando pusieron el apartamento en orden y Faustino bajó a tirar la basura, invitó a Raquel a cenar en una pequeña taberna del malecón.
—Nunca había entrado en este local, aunque creo que no tengo muchas ganas de salir tampoco —dijo ella.

¿Acaso puede haber algo mejor que una cena en un ambiente agradable y una compañía agradable después de una dura jornada laboral? Había algo increíblemente atractivo en ese hombre que la hacía olvidar sus problemas.

Estuvieron charlando hasta que se hizo de noche. Seguían discutiendo y comentando cosas, riendo hasta más no poder por algún episodio tonto de alguna película, y se contaban chistes.

Un par de meses después, Raquel, totalmente indiferente, firmó el divorcio. Justo al día siguiente la llamó Faustino.
—¿Le apetece visitar a alguien que conoce?

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