Clara se preguntaba a veces si Diego pensaba en ella, si recordaba la prueba rota, si había entendido alguna vez lo que significaba, pero luego sacudía la cabeza y volvía a concentrarse en sus proyectos en Mateo, en la vida que había construido sin él. Mateo a los 5 años era un niño brillante, curioso, lleno de energía. Adoraba los dinosaurios, los Lego, y hacer preguntas imposibles sobre física y el universo. Iba al jardín de infancia y las maestras decían que era especial, que tenía una inteligencia viva.
Clara lo miraba jugar y sentía un orgullo feroz. Este niño maravilloso era suyo. Lo había criado sin ayuda. Era la prueba viviente de que podía lograrlo sola. Pero el destino, como siempre tenía otros planes. Dreis Design había ganado un concurso importante. El proyecto de rehabilitación de un barrio industrial abandonado en Madrid era el proyecto más grande que Clara había gestionado nunca. Valía millones de euros. Solo había un problema. El inversor principal era Mendoza Partners. Cuando Clara vio el nombre, su corazón se detuvo y cuando recibió el email diciendo que el CEO participaría personalmente, supo que no había escapatoria.
Era él. Diego Clara pensó en rechazar, pero este era el proyecto de su carrera. Decidió que iría. Habían pasado 6 años. Era una mujer diferente ahora, más fuerte con una carrera exitosa y Diego no necesitaba saber sobre Mateo. La reunión era en un rascailos de cristal en el distrito de Cuatro Torres. Clara entró en la sala de juntas, intercambió apretones de manos con los demás presentes. Intentó parecer profesional mientras su corazón latía fuerte. Entonces la puerta se abrió y Diego Mendoza entró.
6 años habían cambiado a ambos. Cuando sus ojos se encontraron con los de Clara, se detuvo en seco. El silencio se volvió palpable. Diego se recompuso con esfuerzo visible, saludando profesionalmente, pero sus ojos seguían volviendo a Clara, llenos de preguntas. La reunión continuó. Clara presentó su proyecto con voz firme, mostrando su visión brillante. Los demás aprobaban, hacían preguntas técnicas, pero sentía constantemente la mirada de Diego sobre ella. Cuando la reunión terminó, Clara recogió rápidamente los documentos, lista para huir.
Pero Diego la detuvo pidiendo hablar en privado. Los demás salieron dejándolos solos. Clara se quedó cerca de la puerta, lista para escapar. Diego se acercó lentamente. ¿Está gustando esta historia? Deja un like y suscríbete al canal. Ahora continuamos con el vídeo. Como si tuviera miedo de que ella desapareciera, Diego habló primero. La voz ronca dijo que no esperaba verla, que había pasado tanto tiempo, que parecía estar bien. Las palabras eran banales, insignificantes, pero el subtexto era claro.