Mientras Lucerito admiraba el collar, algo fuera de la tienda empezó a cambiar.
Intentó comunicarse con su madre para compartir su emoción y confirmar detalles, pero no logró contactarla.
Esta falta de comunicación comenzó a generar en ella una sensación de inquietud.
Al mismo tiempo, un grupo de periodistas y curiosos empezó a congregarse frente a la joyería, atraídos por rumores que circulaban rápidamente: Lucerito estaba siendo acusada de robo.
La joven, sorprendida y confundida, no entendía cómo una visita inocente podía convertirse en un escándalo público.
La presencia de cámaras, micrófonos y personas haciendo preguntas aumentó su nerviosismo.

Dentro de la tienda, el ambiente se volvió tenso y caótico, y Lucerito se encontró en medio de una situación que parecía fuera de control.
La noticia de la supuesta acusación contra Lucerito se difundió velozmente en redes sociales y medios de comunicación.
La joven, que además de ser hija de Lucero también tiene su propia carrera y presencia pública, se convirtió en el centro de atención por razones que no comprendía del todo.
Los empleados de la joyería, sorprendidos por la llegada masiva de periodistas y cámaras, trataron de manejar la situación con cautela.