Las autoridades fueron notificadas y comenzaron a investigar, aunque la información era confusa y fragmentada.
La rapidez con la que el rumor se propagó complicó aún más el escenario, generando especulaciones y malentendidos que afectaron la imagen de Lucerito y causaron preocupación entre sus seguidores.

Cuando la tensión alcanzaba su punto máximo, Lucero llegó a la joyería para apoyar a su hija y aclarar lo sucedido.
Su presencia fue un bálsamo en medio del caos, aportando autoridad, serenidad y confianza.
Con su experiencia en el mundo del espectáculo y su carácter firme, Lucero asumió el control de la situación, dialogando con los responsables de la joyería, los medios de comunicación y las autoridades.