Llevo años intentando ganarme la confianza de Mariela para que me ceda el control total de la empresa. Pero no es fácil, mi amor, no es fácil. Y sin tener el control total del patrimonio de Mariela, no puedo separarme ni mandarla a una tumba raza. Porque si hago eso ahora, habré aguantado a ella y al mocoso para nada y tú y yo saldríamos con las manos vacías. Por eso hago todas las voluntades de ella y del niño para ganar la confianza y conseguir todo lo que siempre soñamos, amor mío.
Las palabras de él sonaban calculadoras, revelando un plan meticuloso sostenido por años de fingimiento. Pero Valeria no parecía satisfecha. entrecerró los ojos impaciente y replicó, “Ya estoy cansada de escuchar esa historia. La verdad es que vas demasiado lento. Necesitamos encontrar la forma de acabar con esto ahora mismo. Y ya sé cómo lo vamos a lograr. Cómo hacer que ella te entregue de una vez por todas el control de todo. ” El villano levantó el rostro intrigado por la seguridad de ella.
Así. ¿Cómo? Cuestionó curioso. La empleada sonrió con malicia, sus labios curvándose en un gesto perverso. Simple, cariño. Siempre dices que tienes que hacer las voluntades de Mariela, pero complaciéndola, lo único que logras es dejarla bien, feliz. Y, estando bien, nunca va a soltar el puesto al frente de la empresa y de los negocios. Para que Mariela te pase todo, tiene que estar mal, muy mal. Tenemos que acabar con ella mentalmente. Solo con ella en el suelo es que el control de todo será tuyo.
Diego la observó con atención. Poco a poco empezaba a comprender hacia dónde quería llegar su cómplice. Aún así, mostraba cierta vacilación. ¿Me estás diciendo que droguemos a Mariela con medicamentos para que firme documentos pasándome todo? Es eso. Mira, eso es muy arriesgado porque si después se hace un examen y prueba que estaba dopada, todo va a ser invalidado por el juez y además de quedarnos sin nada, vamos a ir a la cárcel. Valeria arqueó las cejas como quien ya tiene la respuesta lista.
¿Y quién dijo que necesitamos medicamentos para destrozar mentalmente a esa estúpida? Amor mío, la clave para conseguir acceso a toda la fortuna definitiva está justo frente a tus ojos. La clave es Enrique. Diego abrió los ojos de par en par, el corazón acelerado por la revelación. Enrique, exclamó sin creer lo que acababa de escuchar. Valeria frunció los labios y dejó que su rostro se contorsionara en una expresión sombría, cargada de maldad. Sí, Enrique, él es todo para Mariela.
Esa pava ama al niño más que a cualquier cosa en este mundo. Escucha bien lo que vamos a hacer, amor mío. Con pasos lentos, la empleada se acercó a su amante y posó la mano en su hombro, sonriendo de forma perversa. Su voz, dulce en apariencia, escondía veneno en cada sílaba. Vamos a envenenar al mocoso poco a poco, hacer que enferme, que se debilite y luego que muera. Conozco a una mujer que trabaja con ciertas pociones y ella tiene un preparado que no deja rastros.
Mariela se va a destrozar cada vez más mientras el niño esté enfermo. Ella deslizó los dedos por el pecho del amante, sonriendo con malicia, y continuó. Y tú, tú vas a ser el hombro en el que llore. Vas a mostrarte presente, cuidadoso, atento. Vas a encargarte de todo mientras la señora esté desesperada cuidando al hijo. Después, después aumentamos la dosis y el niño va al ataúd cuando muera, amor mío. Ahí sí, Mariela va a caer en un luto tan profundo que no tendrá fuerzas para nada.