En el año 2000, tres bebés trillizas desaparecieron de un hospital. Veinticinco años después, una enfermera en su lecho de muerte finalmente confesó.

Una pared llena de fotografías. Niños y adolescentes. Todos con características similares: ojos grandes, cabello oscuro, fechas de nacimiento entre 1995 y 2005. Entre ellos… tres rostros idénticos, cada uno en edades distintas: una bebé, una niña de ocho años, una adolescente de quince.

Las trillizas.
Aitana.
Lucia.
Sofía.

Y debajo de cada foto, una palabra: LOCALIZADAUBICADAEN PROCESO.

Elena sintió un vuelco en el estómago. Una seguía desaparecida. Dos estaban vivas.

El hombre de la bata blanca se giró y la miró directamente.

—No debería estar aquí, inspectora.

Y cerró la puerta con llave.

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