“Su tarjeta… ha sido rechazada”.
…el silencio se volvió ensordecedor.
Y en ese silencio, por fin los vi.
A los verdaderos.
VII. El Último Precio
Pagué la cena.
Generosamente.
Como aman.
Entonces me levanté, recogí mi bolso —viejo, perdido, pero mío— y dije:
“Que esta sea mi ‘pensión’. Mi ayuda. En memoria de aquella noche en que decidiste comprar mi silencio”.