El perro miraba el desagüe pluvial todos los días. Cuando lo abrían, todos se quedaban atónitos.

Todos los días, Benny llevaba comida al desagüe, no para él, sino para estas criaturas indefensas atrapadas allí abajo. Debió haberlas oído maullar después de que las fuertes lluvias las arrastraran hacia el sistema de tormentas, y de alguna manera, instintivamente, se encargó de mantenerlas con vida.

Annie sintió que las lágrimas le subían a los ojos.

“Él… él los ha estado salvando”, susurró.

El bombero sonrió y colocó con cuidado a los gatitos en una caja forrada con una manta. “Si no fuera por este perro, nunca lo habrían logrado”.

Benny se sentó junto a la caja, orgulloso y tranquilo, como si supiera que su misión finalmente estaba completa.

La historia fue noticia a la mañana siguiente.

“Perro local salva gatitos del desagüe pluvial”, decía el cartel del Meadowbrook Herald. Una foto de Benny, sentado protectoramente junto a la caja de gatitos, ocupaba toda la portada.

Annie no podía dejar de pensar en él.

Ella misma adoptó a una de las gatitas y la llamó Misty . Los demás encontraron hogares amorosos gracias a los vecinos que estuvieron en el lugar ese día.

Pero quedaba una pregunta: ¿qué pasa con Benny?

Sólo con fines ilustrativos

Una semana después, Annie tomó su decisión.

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