El padre viudo se desmayó en la fiesta y la enfermera que lo salvó descubrió algo que lo dejó helado.

silencioso que nunca eduardo se sirvió una taza de café y miró por la ventana hacia la ciudad que despertaba habían pasado tres semanas desde la confrontación con Camila y aunque intentaba convencerse de que había hecho lo correcto al alejarla no podía negar el vacío que había dejado su ausencia sofía había vuelto a ser la niña callada y melancólica de antes sus sonrisas eran escasas y cada noche preguntaba cuándo volvería Camila buenos días Eduardo la voz de doña Teresa interrumpió sus pensamientos mientras entraba al apartamento usando su llave ¿ya está
lista Sofía para la escuela eduardo suspiró internamente desde la partida de Camila su suegra había aumentado sus visitas asumiendo cada vez más control sobre la rutina familiar “está terminando de vestirse” respondió intentando sonar más animado de lo que se sentía teresa dejó su bolso en el sofá y comenzó a revisar el refrigerador “necesitas hacer compras no hay nada nutritivo para Sofía pensaba ir hoy después del trabajo no te preocupes yo me encargo” dijo Teresa con ese tono que no admitía discusión “por cierto ¿qué pasó con esa enfermera por fin
terminaron sus visitas.” Eduardo tensó la mandíbula “sí ya no era necesaria.” “Mos mal” murmuró Teresa “nunca me dio buena espina demasiado presente.” “Buenos días abuela” saludó Sofía entrando a la cocina con su uniforme escolar y el cabello a medio peinar ay mi niña ven déjame arreglarte ese pelo teresa la sentó y comenzó a cepillarle el cabello con movimientos enérgicos ay duele abuela se quejó Sofía la belleza cuesta mi hijita tienes que verte presentable eduardo observaba la escena con incomodidad marina siempre había sido suave al peinar a Sofía convirtiendo la tarea en un momento de
conexión camila también lo hacía así con paciencia y cariño voy a terminar de alistarme dijo saliendo abruptamente de la cocina en el trabajo Eduardo no podía concentrarse sus colegas notaban su distracción similar a la que había mostrado después de la muerte de Marina “todo bien jefe?” preguntó Javier su asistente después de que Eduardo revisara el mismo plano por tercera vez sí solo un poco cansado habías estado mejor estas últimas semanas incluso sonreías de vez en cuando comentó Javier con preocupación genuina ¿pasó algo
eduardo negó con la cabeza incapaz de explicar cómo había permitido que una extraña no alguien conectada al pasado de Marina entrara tan profundamente en sus vidas para luego descubrir que les había ocultado la verdad esa tarde en lugar de ir directamente a casa Eduardo condujo hasta el hospital general se quedó en el estacionamiento debatiéndose internamente sobre si debía entrar y buscar a Camila necesitaba respuestas entender mejor qué había pasado entre ella y Marina pero después de 20 minutos arrancó el auto y se alejó el orgullo y
el dolor seguían siendo demasiado fuertes lo que Eduardo no sabía era que al mismo tiempo Camila salía por la puerta trasera del hospital había solicitado un traslado al área de pediatría evitando cualquier posibilidad de encontrarse con Eduardo si volvía para sus chequeos “necesito un cambio” le había dicho a su supervisora quien la miraba con curiosidad es extraño parecías tan contenta con tus casos actuales camila había forzado una sonrisa solo necesito algo diferente en realidad cada día era un esfuerzo para no llamar a Eduardo o pasar por su casa
para ver a Sofía se había involucrado demasiado permitiendo que sus sentimientos nublaran su juicio profesional y ahora pagaba el precio con un dolor que no había anticipado mientras tanto la vida en casa de los Méndez seguía su curso aunque con una sensación constante de que faltaba algo teresa había intensificado su presencia reorganizando la casa según sus criterios y criticando sutilmente las decisiones de Eduardo marina siempre servía verduras en cada comida” comentaba mientras preparaba la cena
marina dejaba que Sofía eligiera su propia ropa mencionaba al seleccionar el atuendo de la niña “marina nunca habría permitido tanto desorden en su hogar” murmuraba mientras limpiaba cada comparación era un pequeño corte en la confianza de Eduardo haciéndole sentir que nunca sería suficiente para mantener vivo el legado de su esposa una tarde mientras Eduardo ayudaba a Sofía con su tarea Teresa apareció con una propuesta que había estado insinuando durante semanas he estado pensando comenzó sentándose frente a ellos que quizás sería más fácil para todos si se mudaran conmigo mi casa es más grande hay jardín
para que Sofía juegue y yo podría cuidarla mientras tú trabajas abuela ¿podría llevar todos mis juguetes preguntó Sofía sorprendentemente interesada en la idea claro que sí mi amor y podríamos decorar tu habitación como tú quieras eduardo cerró el libro de matemáticas teresa agradezco la oferta pero estamos bien aquí están bien eduardo mírate estás agotado apenas comes y Sofía necesita una figura materna estable tengo a mi papá intervino Sofía apoyando su cabeza en el hombro de Eduardo teresa sonríó con
condescendencia por supuesto cariño pero tu papá trabaja mucho y una niña necesita una mujer que la guíe camila me guiaba murmuró Sofía tan bajo que apenas la escucharon el comentario tensó el ambiente teresa apretó los labios en una fina línea esa mujer solo estuvo aquí unas semanas Sofía no era realmente parte de la familia eduardo vio como los ojos de su hija se llenaban de lágrimas “creo que es hora de terminar la tarea” dijo intentando cambiar el tema teresa hablemos de esto otro día esa noche mientras Teresa se preparaba para irse Eduardo la confrontó en la entrada te agradezco todo lo que haces por nosotros
pero necesito que respetes mis decisiones sobre cómo criar a Sofía teresa se irguió su expresión endureciéndose solo quiero lo que Marina hubiera querido ella habría esperado que yo cuidara de ustedes marina habría esperado que yo fuera un buen padre y eso intento ser un buen padre teresa alzó una ceja trayendo a extrañas a la casa permitiendo que Sofía se encariñe con alguien que luego desaparece eduardo respiró hondo conteniendo una respuesta afilada buenas noches Teresa mientras cerraba la puerta el peso de las últimas
semanas cayó sobre él quizás Teresa tenía razón quizás había sido un error permitir que Camila entrara en sus vidas los días se convirtieron en semanas el cumpleaños número nueve de Sofía se acercaba y Teresa insistió en organizar una gran celebración en su casa será maravilloso prometió invitaremos a todos sus compañeros de clase decoraré el jardín y hasta contrataré un pequeño espectáculo eduardo no tenía energía para discutir así que aceptó teresa se lanzó a los preparativos con entusiasmo consultando mínimamente a Sofía sobre lo que quería el día de la fiesta la casa
de Teresa estaba irreconocible globos rosados y púrpuras decoraban cada rincón una mesa de dulces extravagante dominaba el salón y en el jardín un castillo inflable esperaba a los niños ¿qué te parece Sofía ¿no es perfecto preguntó Teresa radiante de orgullo sofía asintió educadamente aunque Eduardo notó que su entusiasmo era forzado este tipo de celebración ostentosa no era el estilo de su hija quien prefería reuniones más íntimas y actividades creativas a medida que llegaban los invitados Sofía participaba
en los juegos y sonreía en las fotos pero Eduardo percibía su incomodidad durante un momento tranquilo mientras los demás niños jugaban Sofía se acercó a él “papá ¿podemos invitar a Camila?” La pregunta lo tomó por sorpresa “sofía ya hablamos de esto camila está ocupada con su trabajo pero es mi cumpleaños” insistió “y la extraño.
” Eduardo se arrodilló para estar a su altura entiendo que la extrañes pero a veces las personas entran y salen de nuestras vidas y tenemos que aceptarlo sofía bajó la mirada decepcionada como mamá ¿verdad las palabras golpearon a Eduardo como un puño físico sí como mamá aunque de manera diferente sofía asintió solemnemente y regresó con sus amigos eduardo se quedó inmóvil sintiendo que había fallado a su hija de alguna manera fundamental más tarde cuando la mayoría de los invitados se habían ido Sofía llevó a Eduardo a un rincón tranquilo y
sacó un dibujo de su bolsillo “hice esto en la escuela” dijo entregándoselo “es para ti.” Eduardo desdobló el papel para encontrar un dibujo de tres personas tomadas de la mano un hombre alto con cabello oscuro una niña con coletas y una mujer con una coleta y lo que parecía un uniforme de enfermera los tres sonreían bajo un sol brillante “somos nosotros” explicó Sofía “tú yo y Camila felices.
” Eduardo sintió un nudo en la garganta “es un dibujo muy bonito la maestra nos pidió que dibujáramos lo que nos hace felices” continuó Sofía “y yo dibujé esto.” “¿Te gusta?” “Me encanta” respondió Eduardo abrazando a su hija “eres una artista increíble mamá estaría contenta de vernos felices ¿verdad papá la simple pregunta contenía una sabiduría que Eduardo no había querido enfrentar sí princesa mamá querría que fuéramos felices esa noche después de que todos se marcharon y Sofía se quedó dormida en una de las habitaciones de la casa de Teresa
Eduardo decidió buscar un álbum viejo de fotos para mostrarle a su hija al día siguiente quería recordarle algunos momentos felices con Marina mientras buscaba en el armario de Teresa encontró una caja que no había visto antes para su sorpresa contenía cartas y diarios de Marina que se suponía deberían estar en su apartamento ¿qué haces ahí la voz de Teresa lo sobresaltó ¿por qué tienes estas cosas preguntó Eduardo creí que estaban guardadas en nuestro armario teresa se acercó a la defensiva solo las

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