El padre viudo se desmayó en la fiesta y la enfermera que lo salvó descubrió algo que lo dejó helado.

estaba protegiendo estos son los recuerdos de mi hija sa son los recuerdos de mi esposa corrigió Eduardo su voz endureciéndose y pertenecen a Sofía también estoy preservando la memoria de Marina insistió Teresa es mi deber como su madre eduardo abrió uno de los diarios y encontró algo que lo dejó helado eran cartas que Marina había escrito a Camila pero que nunca había enviado fechadas años antes de las que Camila había mencionado en ellas Marina expresaba arrepentimiento por su distanciamiento y revelaba algo perturbador el problema con el novio
había sido en realidad un malentendido que Teresa había causado deliberadamente ¿qué es esto preguntó mostrándole las cartas “¿tú separaste a Marina y Camila?” Teresa palideció pero rápidamente recuperó la compostura esas chicas eran demasiado cercanas marina era demasiado impresionable demasiado influenciable camila la arrastraba a todo tipo de situaciones eran mejores amigas dijo Eduardo la rabia creciendo en su interior y tú la separaste a propósito marina era todo lo que tenía después de que su padre murió exclamó Teresa finalmente su fachada rompiéndose
no podía soportar la idea de perderla ante nadie ni sus amigos ni siquiera tú a veces eduardo la miró como si la viera por primera vez ¿te das cuenta de lo que hiciste marina pasó su último año triste y distraída ¿era por esto ¿descubrió lo que habías hecho teresa asintió lentamente lágrimas formándose en sus ojos encontró algunas cartas viejas se dio cuenta de mi intervención estaba determinada a encontrar a Camila y arreglar las cosas pero enfermó antes de poder hacerlo concluyó Eduardo las piezas encajando finalmente se quedó
allí sosteniendo las evidencias del daño causado por el miedo y el egoísmo de Teresa sintiendo que su mundo se transformaba una vez más marina había muerto llevando esa carga ese arrepentimiento de una amistad perdida por las manipulaciones de su madre con repentina claridad Eduardo supo lo que tenía que hacer recogió las cartas y se dirigió a la puerta ¿a dónde vas preguntó Teresa alarmada a buscar a Camila respondió le debo una disculpa y Marina le debe una explicación no puedes ya es tarde para Marina es tarde dijo
Eduardo con firmeza para nosotros no al llegar al hospital al día siguiente Eduardo descubrió que Camila ya no trabajaba en el mismo departamento cuando finalmente logró hablar con su supervisora recibió la noticia que temía la enfermera Rojas pidió un traslado temporal le informó la mujer está trabajando en un programa de salud comunitaria en un pueblo costero a unas 3 horas de aquí ¿tiene la dirección preguntó Eduardo desesperado lo siento no puedo proporcionar esa información eduardo salió del hospital frustrado pero no derrotado si Camila estaba en un
pueblo costero tenía una buena idea de dónde podría estar marina le había hablado muchas veces del pequeño pueblo donde creció un lugar que Camila seguramente recordaría también con determinación renovada Eduardo decidió que era hora de emprender un viaje no solo físico sino emocional para encontrar a Camila y tal vez encontrar también un poco de paz para todos ellos vamos a buscar a Camila de verdad los ojos de Sofía brillaban con emoción mientras Eduardo preparaba una pequeña maleta para el fin de semana sí princesa
si todavía quieres verla eduardo dobló cuidadosamente algunas camisas intentando parecer más seguro de lo que se sentía claro que quiero sofía saltó sobre la cama haciendo que las camisas perfectamente dobladas se arrugaran y la abuela Teresa viene con nosotros eduardo negó con la cabeza no este viaje es solo para nosotros dos desde la noche en que descubrió las cartas su relación con Teresa había cambiado drásticamente la confrontación inicial había dado paso a un doloroso pero necesario distanciamiento teresa
enfrentada a la verdad de sus acciones había prometido con lágrimas en los ojos darles espacio mientras procesaba su propia culpa ¿te pareces tanto a tu madre cuando sonríes así?” comentó Eduardo observando a Sofía recoger sus juguetes favoritos para el viaje “¿eso es bueno?” preguntó ella deteniéndose un momento “es maravilloso,” respondió él acercándose para abrazarla llevas lo mejor de ella contigo mientras cargaban el auto Eduardo revisó por décima vez el mapa en su teléfono el pequeño pueblo costero donde Marina y Camila habían crecido estaba a unas 3 horas al este de la ciudad según lo que había averiguado
la clínica comunitaria donde probablemente trabajaba Camila atendía a varias comunidades pesqueras de la zona “¿y si no está ahí?” preguntó Sofía abrochándose el cinturón de seguridad entonces seguiremos buscando respondió Eduardo con determinación las personas importantes merecen nuestro esfuerzo el viaje comenzó en silencio cada uno sumido en sus propios pensamientos la carretera se extendía frente a ellos alejándolos de la congestionada Ciudad de México hacia paisajes cada vez más rurales a medida que avanzaban el
horizonte se abría mostrando extensiones de campos y eventualmente los primeros destellos del océano a lo lejos “papá ¿cómo era mamá cuando era joven?” preguntó Sofía después de un rato rompiendo el silencio eduardo sonríó agradecido por la oportunidad de hablar abiertamente sobre Marina durante demasiado tiempo el dolor había convertido su memoria en un tema difícil tu mamá era valiente y creativa le encantaba fotografiar todo lo que le parecía hermoso y siempre encontraba belleza donde otros no la veían como

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