mujer que se parecía notablemente a una versión adulta de Sofía era Marina su mejor amiga de la infancia con quien había perdido contacto hacía años esa noche en la soledad de su apartamento moderno pero acogedor Camila encendió su computadora y buscó más información sobre Eduardo Méndez cada artículo que encontraba confirmaba sus sospechas era el esposo de Marina su amiga perdida pero lo que descubrió después le heló la sangre al revisar su vieja cuenta de correo electrónico encontró varios mensajes no leídos de Marina enviados en los meses previos a su muerte
el más reciente fechado apenas tres semanas antes de su fallecimiento decía “Camila necesito hablar contigo hay algo importante que debes saber sobre el pasado por favor respóndeme antes de que sea demasiado tarde.” Camila cerró la computadora su corazón latiendo con fuerza ¿qué había querido decirle Marina ¿y debería ella ahora involucrarse en la vida de Eduardo y Sofía o sería mejor mantener la distancia la decisión que tomara cambiaría su vida para siempre dos semanas después Eduardo se encontraba en la sala de espera del
Hospital General con Sofía sentada a su lado ojeando distraídamente una revista infantil no quería estar ahí pero los mareos habían continuado y las súplicas de Sofía finalmente lo convencieron “papá ¿por qué tienes que ver al doctor ¿estás muy enfermo?” preguntó Sofía dejando la revista a un lado eduardo le acarició el cabello intentando sonreír con seguridad no princesa solo es un chequeo para ver que todo esté bien como cuando me llevaste porque me dolía la panza exactamente igual le aseguró aunque en realidad estaba preocupado había estado trabajando más horas que nunca en el nuevo proyecto ecológico de
la empresa apenas durmiendo 5 horas diarias méndez Eduardo llamó una voz que le resultó extrañamente familiar al levantar la mirada Eduardo se encontró con los mismos ojos que lo habían reconfortado la noche de su desmayo camila Rojas estaba frente a ellos con su uniforme de enfermera y una tableta en la mano ¿usted preguntó sorprendido “la señora que te ayudó en la fiesta” exclamó Sofía reconociéndola inmediatamente camila sonrió intentando mantenerla compostura profesional a pesar de la coincidencia que ella había provocado al solicitar específicamente
atender a Eduardo cuando vio su nombre en la lista qué sorpresa dijo ella guiándolos hacia la sala de examen parece que el destino quiere que nos sigamos encontrando mientras tomaba los signos vitales de Eduardo Camila notó su tensión su presión arterial estaba peligrosamente alta y mostraba claros signos de agotamiento crónico “señor Méndez ¿ha estado tomando tiempo para descansar desde el incident?” Eduardo evitó su mirada tengo mucho trabajo pendiente no puedo darme el lujo de descansar tais que siempre está cansado
intervino Sofía y a veces se queda dormido en el sofá con los papeles del trabajo camila le dirigió una mirada de preocupación a Eduardo no es bueno que su hija tenga que preocuparse por usted el médico llegó poco después confirmando las sospechas de Camila eduardo necesitaba descanso una dieta adecuada y controles regulares de su presión arterial recomendó incluso visitas de enfermería a domicilio para supervisar su recuperación inicial es completamente innecesario protestó Eduardo “por favor papá” rogó Sofía agarrándole la mano “prométeme que vas a cuidarte no quiero
que te pase nada.” La expresión de Eduardo se suavizó ante la preocupación de su hija está bien pero solo por un tiempo yo podría encargarme se ofreció Camila sorprendiéndose a sí misma por su atrevimiento tengo experiencia en visitas domiciliarias y ya conocemos su caso eduardo la miró con sospecha ¿por qué se interesa tanto en ayudarnos camila tragó saliva sin estar lista para revelar la verdad es mi trabajo señor Méndez además su hija me recuerda a alguien que conocí hace tiempo durante las siguientes semanas Camila comenzó a
visitar la casa moderna pero algo caótica de los Méndez tres veces por semana el apartamento situado en una zona exclusiva de la ciudad tenía vistas impresionantes pero se sentía extrañamente vacío como si le faltara el alma que alguna vez lo habitó poco a poco Camila fue organizando la medicación de Eduardo supervisando su dieta y ayudándole a establecer horarios de trabajo más razonables al principio él se mostraba distante y algo irritable pero gradualmente comenzó a apreciar su ayuda especialmente al ver como Sofía se iluminaba cada vez que Camila llegaba
“¿por qué tu casa está tan limpia?” preguntó Sofía durante una de las visitas mientras Eduardo hablaba por teléfono en su estudio “me gusta mantener todo en orden” respondió Camila preparando una ensalada para la cena “mi mamá también era así” dijo Sofía con una nota de tristeza ella decía que una casa ordenada es una mente ordenada el corazón de Camila dio un vuelco recordaba perfectamente esa frase marina siempre la repetía cuando eran adolescentes una expresión que había aprendido de su propia madre “tu mamá sonaba como una persona muy sabia”
