El padre viudo se desmayó en la fiesta y la enfermera que lo salvó descubrió algo que lo dejó helado no me dejes papá por favor no me dejes gritó Sofía su voz temblorosa rompiendo el silencio que había caído sobre la elegante fiesta sus pequeñas manos agarraron desesperadamente la camisa de Eduardo mientras él yacía inmóvil en el suelo “necesito que te hagas a un lado pequeña” dijo Camila con firmeza pero con dulzura arrodillándose junto al hombre inconsciente sus dedos entrenados buscaron el pulso en su cuello “soy enfermera voy a ayudar a tu papá.” Vale
los ojos de Sofía llenos de lágrimas se encontraron con los de Camila “¿lo prometes mi mamá ya se fue al cielo no puedo perder a mi papá también te lo prometo respondió Camila sintiendo una presión en el pecho ante las palabras de la niña eduardo Méndez había pasado la última hora sintiéndose cada vez peor a sus 38 años el reconocido arquitecto estaba acostumbrado a trabajar hasta el agotamiento pero esta noche algo era diferente el traje formal le resultaba sofocante y cada conversación superficial con los donantes le
recordaba a cuando asistía a estos eventos con Marina su esposa fallecida hacía 3 años ¿estás bien papá había preguntado Sofía minutos antes su vestido azul turquesa haciendo juego con sus ojos tan parecidos a los de su madre claro princesa” mintió Eduardo aflojándose ligeramente la corbata solo un poco cansado pero no estaba bien no había comido en todo el día sumergido en los planos de su nuevo proyecto sostenible doña Teresa su suegra lo había regañado por teléfono “eduardo tienes que alimentarte ¿cómo vas a
cuidar de Sofía si ni siquiera cuidas de ti mismo?” Marina estaría tan decepcionada esas últimas palabras seguían resonando en su cabeza cuando la sala comenzó a dar vueltas intentó alcanzar una silla pero era demasiado tarde ahora mientras Camila Rojas revisaba sus signos vitales un pequeño círculo de espectadores curiosos se había formado alrededor camila con su vestido verde esmeralda y su cabello recogido en una coleta práctica actuaba con la seguridad de sus 35 años de edad y su experiencia como
enfermera ¿alguien puede traer agua y azúcar pidió sin apartar la mirada de Eduardo “y por favor den espacio.” Eduardo comenzó a recuperar la conciencia sus párpados temblando antes de abrirse completamente lo primero que vio fueron unos ojos cálidos y preocupados “¿qué ¿qué pasó?” murmuró intentando incorporarse “no se mueva todavía” le indicó Camila colocando una mano firme en su hombro se desmayó “¿cuándo fue la última vez que comió algo?” Eduardo parpadeó confundido no no me acuerdo papá sofía se lanzó a abrazarlo
y Eduardo la envolvió instintivamente con su brazo estoy bien mi amor le aseguró aunque su voz sonaba débil incluso para él mismo camila observó la interacción notando el anillo de boda que Eduardo aún llevaba y la forma en que Sofía se aferraba a él como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento “deberíamos llevarlo al hospital para una revisión completa” sugirió uno de los paramédicos que acababa de llegar no no es necesario protestó Eduardo sentándose con cuidado solo fue un mareo no he comido bien eso
es todo señor Méndez insistió Camila sorprendiendo a Eduardo al usar su apellido como profesional médica le recomiendo que vaya al hospital ¿cómo sabe mi nombre está en la lista de invitados” improvisó Camila aunque la verdad era que lo había reconocido por el parecido de Sofía con una vieja fotografía que guardaba en su bolso al menos debería permitir que lo examinen adecuadamente eduardo miró a Sofía cuyos ojos suplicantes eran idénticos a los de Marina “está bien pero no en ambulancia tomaremos un taxi.” Camila suspiró resignada al menos tome mi tarjeta” dijo
sacando una pequeña tarjeta de su bolso y escribiendo algo en el reverso este es mi número personal llámeme si necesita cualquier cosa incluso solo un consejo su hija lo necesita sano eduardo tomó la tarjeta sintiendo una extraña familiaridad en el rostro de Camila que no podía ubicar en su estado aturdido “gracias” murmuró mientras Eduardo y Sofía se marchaban en un taxi Camila los observó alejarse sacando disimuladamente una vieja fotografía de su bolso en ella una Camila más joven sonreía junto a una
