El Fantasma y la Oficial

Capítulo 1: El arresto imposible

Las luces rojas y azules parpadeaban sobre el asfalto de la carretera. Yo, Roberto “Fantasma” Méndez, me quedé inmóvil mientras sentía el frío metálico de las esposas cerrarse en mis muñecas. Ella —la oficial López, mi hija desaparecida hacía treinta y un años— no tenía idea de quién era yo.

Mis labios resecos apenas lograron pronunciar:
—El mismo champú que usabas cuando eras bebé… Johnson’s.

Ella frunció el ceño, confundida. Su entrenamiento policial la mantenía firme, pero por un instante, vi un destello de duda en sus ojos.

—No intente manipularme —dijo con voz dura—. Ha detenido a muchos como usted que inventan historias.

Yo no insistí. Sabía que cualquier palabra equivocada podía hacer que me viera como un loco. Pero dentro de mí, el corazón me gritaba:

es ella.

Capítulo 2: El nombre que me robó la vida

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