El bebé de 2 años seguía señalando el ataúd de su padre y llorando desconsoladamente. Lo que ocurrió después fue horripilante…

Emily sintió que el corazón se le hundía. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo podía Noah saber que su padre estaba dentro del ataúd? Lo acunó con ternura, pero él seguía gritando, sus desesperados sollozos llenando el cementerio. Un escalofrío helado recorrió la espalda de Emily. ¿Qué sucedía? ¿Por qué su hijo actuaba como si supiera algo que los demás ignoraban?

La reacción de Noah, aunque extraña, era inocente. Ella quería creer que solo era el dolor manifestándose, pero una sensación de vacío en su pecho le decía que había algo más. Cuando la ceremonia llegó a su fin, Emily, aturdida, tomó a Noah y se dirigió al coche, con la mente inundada de inquietud.

Su hijo había dicho “Papá está aquí”, como si hubiera visto algo que solo él podía percibir.

Esa noche, Emily permaneció despierta, mirando el techo de su casa, intentando comprender el extraño comportamiento de Noah. El funeral había sido un torbellino de emociones, pero las acciones de su hijo seguían repitiéndose en su mente. No podía sacarse de la cabeza la imagen de Noah señalando el ataúd con tanta intensidad, ni el escalofriante modo en que había llorado por su padre. ¿Era solo la reacción infantil ante el ambiente de dolor? ¿O había algo más?

Noah se había dormido inquieto, murmurando entre sueños mientras se agitaba. Emily lo observaba con preocupación creciente. La luz de la luna entraba por las cortinas cuando Noah volvió a murmurar, su vocecita débil pero clara:
—“Papá… papá…”

Emily se quedó helada. Se inclinó hacia él, el corazón latiendo con fuerza.
—“Papá viene a casa” —susurró Noah dormido, extendiendo su manita como si llamara a alguien.

La sangre de Emily se heló. ¿Cómo podía Noah decir eso? Mark llevaba días muerto. Ya había sido enterrado. Y sin embargo, Noah hablaba como si su padre siguiera vivo, como si de algún modo pudiera sentir que regresaba.

Al día siguiente, Emily decidió visitar la funeraria. Necesitaba respuestas. El funeral había sido caótico, y la mezcla de dolor y emociones confundía sus recuerdos. Pidió hablar con el director de la funeraria, y lo que él le reveló la sacudió hasta lo más profundo.

—“Ha habido un error” —dijo con voz temblorosa—. “Descubrimos que el cuerpo preparado para el funeral de su esposo no era el correcto. Hubo una confusión y el cuerpo de su esposo fue cambiado por otro.”

El estómago de Emily se revolvió.
—“¿Qué quiere decir? ¿De qué está hablando?”

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