Durante una visita a la clínica, un médico observa que una adolescente se comporta de forma extraña cerca de su padre. Una ecografía pronto revela algo profundamente perturbador…

La doctora, acostumbrada a fijarse en los pequeños detalles que otros pasaban por alto, decidió solicitar una ecografía abdominal. “Solo para descartar cualquier complicación”, dijo, aunque algo en su intuición comenzaba a alarmarla.

Cuando Laura se acostó en la camilla, Ernesto intentó quedarse en la habitación, pero Valeria insistió cortésmente en que esperara afuera.

“Necesito espacio y concentrarme. No te preocupes, te llamo en cuanto terminemos”.

En cuanto se cerró la puerta, Laura dejó escapar un suspiro tembloroso.

“¿Te duele mucho?”, preguntó la doctora mientras le aplicaba el gel.

La chica negó con la cabeza, pero sus ojos se llenaron de lágrimas.

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