La historia comenzó en una fría mañana tardía de invierno, cuando el señor Lâm — un hombre de sesenta años — sostenía con manos temblorosas el certificado de título de la tierra que acababa de cambiar de nombre a su hijo. Era un funcionario público retirado que dedicó toda su vida a ahorrar y trabajar arduamente hasta que finalmente pudo construir una casa espaciosa en las afueras de la ciudad. Esa casa era para él su mayor patrimonio — el lugar donde se reunirían sus hijos y nietos, y el hogar en el que confiaría durante su vejez.
Por amor a su hijo, decidió transferir el título de la propiedad a su hijo mayor, Hùng, y a su esposa. Pensaba simplemente: “Si tienen los papeles, se sentirán seguros en su negocio, y más adelante no habrá disputas. Además, creo que mi hijo siempre será filial y cumplirá con su deber como hijo.”
Pero para su sorpresa, justo al salir de la oficina del notario, las palabras de Hùng le atravesaron el corazón como un cuchillo:
— “De ahora en adelante, no te metas en esta casa. Esta casa es de mi esposa y mía. Ya no tienes lugar aquí.”

El señor Lâm se quedó paralizado. No podía creer lo que había oído. La misma casa que construyó con sudor y esfuerzo se había convertido repentinamente en un “hogar ajeno” para él.
Después de transferir el título de la casa, su hijo lo expulsó — pero ellos no sabían que él tenía 10 mil millones escondidos…
Antes de que pudiera explicarse, Hùng instó a su padre a empacar algunas pertenencias personales. El señor Lâm tomó silenciosamente una pequeña bolsa, llena de algunas ropas viejas. Solo unos pocos sabían que dentro de esa bolsa — junto con cosas sin valor — había un libro de ahorros que contenía más de 10 mil millones de đồng, el total de sus ahorros de toda la vida, que había mantenido en secreto.