La noche de bodas. Alejandro miraba a Marisol, su esposa recién casada, dormir profundamente a su lado. La luz tenue de la luna se filtraba entre las cortinas de tul blanco, iluminando su rostro delicado con un halo casi celestial.
Un año de amor, un año de recuerdos dulces, de promesas eternas… y ahora, finalmente, eran uno solo. Alejandro sentía que su corazón rebosaba de felicidad, de paz, de plenitud. Con ternura acarició el cabello suave de Marisol, mientras su respiración tranquila llenaba el aire. Creyó que aquel era el instante más perfecto de su vida.
Pero de pronto, algo inesperado ocurrió. Marisol gimió levemente y su cuerpo comenzó a convulsionar. Alejandro se sobresaltó, la sacudió con desesperación:
—“¡Marisol, qué te pasa! ¡Despierta, por favor!”
Ella mantenía los ojos cerrados, su respiración se aceleraba y, de repente… se desmayó. Preso del pánico, Alejandro se vistió apresuradamente, la tomó en brazos y salió corriendo a la oscuridad de la noche. La sirena de la ambulancia rompió el silencio, llevándose consigo su miedo más profundo.
El hospital era frío y ruidoso. Alejandro caminaba de un lado a otro en el pasillo, con el corazón golpeando en su pecho. Cada minuto se alargaba como un siglo. Finalmente, la puerta de urgencias se abrió y el médico salió con una expresión desconcertante.
—“¿Familiar de Marisol?” —preguntó.
—“Sí, soy su esposo. ¿Cómo está mi esposa, doctor?” —Alejandro corrió hacia él.
El médico suspiró.
—“Ella está bien… pero está embarazada. El bebé tiene aproximadamente dos meses.”
La frase cayó como un balde de agua helada sobre Alejandro. ¿Embarazada? ¿Dos meses? Se quedó inmóvil, tratando de procesar cada palabra. Confusión. Dolor. Desconcierto. Él y Marisol habían esperado, se habían cuidado, habían prometido esperar hasta la noche de bodas. Entonces… ¿de dónde venía ese bebé? Dos meses atrás aún estaban organizando la boda, felices e inocentes. Alejandro sintió que el mundo se le desmoronaba.
—“¿No habrá algún error?” —preguntó, con voz quebrada.
El médico negó con la cabeza.
—“Los resultados son claros. El embarazo avanza bien. Probablemente se desmayó por el cansancio o el estrés.”