Cuando Elisa bajó de aquel tren pensaba que encontraría un esposo pero lo que encontró fue mucho más grande…

Samuel sujetaba un palo No tenía en las manos un cuchillo oxidado Las gemelas abrazaban a Lucy y a Benjamín en la esquina Todos temblando pero juntos Guarren susurró Elisa No pueden quitarnos esto Él la miró apretó la mandíbula y asintió No no pueden El siguiente golpe abrió la puerta a medias Una sombra cruzó el umbral y fue entonces cuando Warren disparó ¡P el estampido retumbó como un trueno Uno de los hombres cayó al suelo gritando mientras se sujetaba la pierna Maldito!” gritó otro lanzándose hacia la entrada Samuel sin pensarlo se interpuso
y le golpeó la rodilla con el palo con tanta fuerza que el hombre cayó de lado soltando el arma No se abalanzó sobre él pateando con toda la rabia acumulada El tercero al ver caer a los otros dos retrocedió “¡No vale la pena!” gritó “No vale la pena subió al caballo y huyó dejando atrás a sus compañeros que gemían en el suelo derrotados Cuando el silencio volvió solo quedó el sonido agitado de la respiración de todos y los soyozos de Lucy que corría hacia Elisa abrazándola fuerte Warren bajó la escopeta miró a los
hombres en el suelo y les escupió cerca con desprecio Levántense y díganle a todo el pueblo que aquí ya no se rompe nadie Elisa estaba temblando pero cuando Warren la miró su expresión se suavizó Se acercó le tomó el rostro entre las manos y apoyó su frente contra la de ella Estamos bien” susurró “Estamos bien.
” Elisa cerró los ojos “Sí y ahora sé que todo esto todo vale la pena.” Y en medio de la oscuridad mientras las estrellas comenzaban a salir tímidamente en el cielo entendieron que lo que acababan de defender no era solo una cabaña era su hogar su familia su vida El amanecer llegó con un silencio extraño No era el mismo silencio tenso y temeroso de los días anteriores Era uno diferente denso cargado de miradas de susurros que viajaban por el viento desde el pueblo hasta las colinas La noticia se esparció más rápido que cualquier incendio La mujer del tren y ese tal Warren se
enfrentaron a los graves Les dispararon los echaron como perros No se fueron y no se irán Desde la ventana Warren observaba el sendero que llevaba al pueblo Su mirada era dura como siempre pero había algo nuevo en ella algo que no tenía desde hacía años algo que él mismo había olvidado cómo se sentía propósito Detrás de él Elisa revolvía las cenizas del fuego preparando pan con la harina que les quedaba Las gemelas ayudaban mientras Lucy y Benjamín clasificaban las semillas que Agnes les había dado días atrás Samuel y Noah
reparaban la cerca sus manos pequeñas cubiertas de astillas pero con rostros serios casi adultos Eran una familia una de verdad Cuando Elisa se giró sus ojos buscaron a Warren de manera automática No era algo consciente Ya no pensaba en si debía o no mirarlo Simplemente lo hacía Como si desde aquel beso bajo el fuego de la noche anterior sus almas se hubieran enredado de una manera imposible de desatar Warren sintiendo su mirada se giró lentamente Por un segundo la dureza desapareció de su rostro Solo
quedó ella solo quedó Elisa Anoche empezó él con la voz más baja de lo que pretendía Pensé que podrías haber huído Ella dejó el cucharón sobre la mesa se limpió las manos y caminó hasta él despacio sin apartar la vista de sus ojos grises “¿Y por qué iba a hacer eso?” susurró cruzando los brazos Warren apretó la mandíbula desvió la mirada un segundo como si buscar palabras le costara más que cualquier pelea Porque este lugar no es justo porque no mereces estar aquí peleando sufriendo Elisa le tocó el rostro obligándolo a mirarla Su mano cálida
firme encajaba perfectamente en su mejilla “Tal vez no lo merezco” susurró “Pero tú tampoco merecías estar solo.” La respiración de Warren se cortó Cerró los ojos un segundo como si aquellas palabras hubieran sido más fuertes que cualquier bala disparada la noche anterior Cuando te vi bajar de ese tren murmuró con la voz quebrada no pensé que serías tú la que vendría a salvarnos a todos Elisa se acercó un poco más hasta que sus frentes se rozaron Ni tú pensaste ni yo sabía que este lugar eras tú Warren la sujetó por la cintura la atrajo hacia él y por
un segundo el tiempo volvió a detenerse Sus labios se encontraron de nuevo pero esta vez no con la urgencia del miedo sino con la certeza de que lo que empezaba a crecer entre ellos no era un impulso era hogar Mamá La voz de Benjamín los hizo separarse de golpe Ambos se giraron al mismo tiempo Ela con las mejillas encendidas carraspeó “Sí amor Hay un hombre en el camino” dijo señalando con su dedo pequeño hacia la colina “Viene hacia aquí.” Warren se tensó Sus ojos de inmediato se afilaron Caminó hasta la
puerta tomó la escopeta pero apenas miró por la rendija bajó el arma lentamente No es uno de los graves Cuando el hombre se acercó lo suficiente lo reconocieron Era el alguacil del pueblo Venía a caballo con y cara seria pero no hostil Detrás de él otras dos personas del pueblo la dueña de la tienda de telas y el pastor de la iglesia Cuando desmontó ajustó el sombrero y miró a Warren y a Elisa Me contaron dijo simplemente me contaron lo que pasó Y preguntó Warren cruzando los brazos Y el alguacil respiró hondo No vamos a permitir que
los graves sigan haciendo lo que hacen No más Elisa se quedó en silencio No Samuel y las niñas se asomaron desde detrás de ella tomados de la mano No estamos aquí para echarlos continuó el alguacil Estamos aquí para decirles que si quieren quedarse el pueblo está listo para ayudarlos Elisa parpadeó incrédula Ayudarnos La mujer de la tienda de telasintió No sabíamos dijo con la voz temblorosa O no queríamos ver Pero ustedes ustedes nos han recordado que este lugar puede ser mejor Warren se quedó en silencio un segundo luego miró a Elisa ella lo miró de vuelta y en esos
segundos ambos entendieron que por fin algo estaba cambiando No era solo que habían resistido no era solo que habían protegido su casa era que habían comenzado a construir algo más grande algo que ya nadie jamás podría quitarles Los días siguientes fueron tan distintos que casi parecían pertenecer a otra vida Una vida donde el miedo ya no era el dueño de cada amanecer donde las sombras no tenían tanto poder donde por primera vez la palabra hogar empezaba a tener sentido El pueblo entero lentamente comenzó a llegar Primero tímidos
desconfiados luego decididos La mujer de la tienda de telas trajo mantas ropa para los niños y hasta retazos de lino para cubrir las ventanas El panadero apareció con sacos de harina El herrero llegó con clavos madera herramientas y una oferta sincera Si van a reconstruir cuenten conmigo Los niños que hasta hacía poco solo sabían cómo esconderse o correr ahora corrían sí pero por el patio detrás de gallinas nuevas que un vecino les había regalado Samuel y Noah trabajaban hombro a hombro con Warren arreglando la cerca levantando el techo fortaleciendo las
paredes Las gemelas habían tomado el control absoluto de la cocina mientras Lucy ayudaba a clasificar las semillas Benjamín con su sombrero lade un lado a otro con un balde vacío solo porque decía que tenía una misión muy importante Y entre todo eso estaban ellos Warren y Elisa cada mirada cada roce accidental de manos cada sonrisa escondida mientras partían leña o mientras uno de ellos pasaba una herramienta al otro Era un ladrillo más en lo que estaban construyendo no solo una en casa no solo una familia sino
algo que ninguno de los dos había imaginado volver a tener amor Una tarde cuando el sol comenzaba a caer Elisa estaba en el huerto arrodillada plantando zanahorias con Lucy cuando sintió una sombra detrás de ella se giró y allí estaba Warren No dijo nada al principio solo la miraba Ella levantó la barbilla con las manos llenas de tierra y sonríó ¿Qué pasa preguntó Warren respiró hondo se quitó el sombrero lo sostuvo contra el pecho como si ese simple gesto le costara más que enfrentar a tres hombres armados Estuve

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