El ajo crudo fortalece las defensas naturales del cuerpo. Diversos estudios han demostrado que el consumo regular de ajo puede reducir la frecuencia de resfriados y gripes, gracias a sus propiedades antivirales, antibacterianas y antifúngicas.
2. Regula la presión arterial
La alicina presente en el ajo ayuda a relajar los vasos sanguíneos, lo cual favorece una mejor circulación y una presión arterial más estable. Es especialmente útil en personas con hipertensión leve o moderada.
3. Disminuye el colesterol malo (LDL)
Varios estudios han confirmado que el ajo puede reducir los niveles de colesterol malo y aumentar el colesterol bueno (HDL). Esto ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares como arteriosclerosis e infartos.
4. Mejora la digestión y combate parásitos