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A solas, Emily reflexionó sobre la adopción de Bradley, gestionada por su difunto esposo, Jack. Se preguntó si Jack sabía de un gemelo.
Jack había recibido la llamada diciendo que había un bebé disponible para adoptar poco antes de que Emily saliera del centro donde se recuperaba de una cirugía de rodilla.
Cuando Emily finalmente llegó a casa, Jack y un bebé envuelto en una manta de dinosaurio la recibieron en la puerta. Su esposo sonreía de oreja a oreja, y el bebé en sus brazos era el ser humano más hermoso que había visto en su vida.
En casa, Emily saludó a Bradley, quien notó su inquietud.
“¿Qué pasa, mamá? ¿Ese tal Damon te hizo algo para lastimarte? Si lo hizo…”
“Todo bien, cariño”, respondió, forzando una sonrisa, y corrió a su habitación.
Allí, Emily buscó los papeles de adopción de Bradley, pero no encontró nada. Al darse cuenta de que nunca los había visto, ya que creía que Jack lo había manejado todo bien, su inquietud aumentó.
Se puso su ropa de estar por casa y fue al ático, decidida a descubrir la verdad. En el polvoriento ático, se acercó a un arcón con las pertenencias de Jack, esperando encontrar respuestas a la luz tenue de su linterna.
La repentina muerte de Jack dejó a Emily conmocionada. Un día, planeaban unas vacaciones familiares; al día siguiente, recibió una llamada de la policía.
Un aneurisma cerebral fatal que había sufrido mientras conducía a casa provocó que el coche de Jack se saliera de la carretera, lo que provocó un accidente y su muerte.
Lidiando con la pérdida y la maternidad, Emily le pidió ayuda a su hermano para guardar las pertenencias de Jack en el ático. Ahora, buscando respuestas sobre la adopción de su hijo, descubrió un sobre escrito a mano por Jack en su caja de cosas.
“Querida Emily”, había escrito Jack en la carta que contenía, “Te he estado mintiendo durante casi un año…”
Mientras tanto, Damon volvió a visitar la residencia donde reside su exesposa, Naomi.d, un lugar que no había visto en tres años. El ambiente estaba cargado de inquietud, marcado por el silencio de los camilleros y los pacientes perdidos en sus propios mundos.
“Te dije que no volvieras, Damon”, lo saludó Naomi con frialdad.
“Lo sé, pero esto es importante. ¿Puedes contarme qué pasó la noche que nació Jordan?”
Naomi frunció el ceño y bajó la cabeza. Su mirada se movía de un lado a otro. “Ya te lo dije, Damon. El hombre alto me dijo que tenía que irme, así que lo hice. ¡No recuerdo nada más!”
Damon y Naomi, que se conocieron en la universidad, al principio fueron felices juntos. Su alegría aumentó cuando Naomi se embarazó poco después de que Damon se incorporara a una prestigiosa firma. Sin embargo, su felicidad se convirtió en preocupación cuando Naomi desarrolló preeclampsia, una complicación de salud caracterizada por fuertes dolores de cabeza y visión borrosa.